Nuestra vida tiene un ritmo que se divide en dos fases una activa y una pasiva, la activa se caracteriza por el movimiento y la pasiva por el descanso. Tanto una como la otra no pueden disociarse y son de vital importancia para el ser humano.
Los occidentales priorizamos la fase activa, todo lo que se conecte con el movimiento, actividad y la producción en todas sus representaciones, olvidando muchas veces la fase pasiva que es fundamental.
Mantener el equilibrio es esencial para la salud tanto física como mental, ya que de lo contrario se sufrirán las consecuencias del estrés, que puede provocar un detrimento en los tejidos al encontrarse éstos envueltos en una actividad constante ya sea física o psíquica.
Practicando la relajación consciente se logra un equilibrio de las dos fases, activa y pasiva, llegando a una armonía que permitirá un mejor descanso y la posibilidad de regeneración de los tejidos y músculos así como una gratificante renovación psíquica.
Existe una interacción entre los dolores, contracturas musculares y el estado de ánimo representado por la tensión y el estrés.
Es factible tener influencia sobre ellos a través del cuerpo y de la elaboración psíquica. Las asanas son las que facilitan el tomar consciencia de forma progresiva de las distintas partes del cuerpo y permiten una relajación consciente de cada una de esas zonas.
Por otra parte, tanto la elongación como los estiramientos generan una relajación cuando se está en la fase pasiva del ejercicio. La relajación conciente permite la liberación de energía y de los estados de tensión o estrés dejando la energía para ser utilizada en los trabajos de conocimiento interior.
La técnica de la relajación consciente nos provee de distensión, reposo y expansión, siendo un ejercicio que debe realizarse de manera correcta para no sufrir efectos contrarios a los deseados.
La postura que debe adoptarse es la llamada postura del cadáver (savasana) lo haremos colocando sobre el suelo una colchoneta delgada donde debemos extendernos con la espalda en el piso (posición supina), piernas levemente separadas, dedos de los pies hacia los lados, brazos distendidos a los costados del cuerpo, que deberán estar separados uno centímetros y con las palmas de las manos hacia arriba.
Una vez en esa posición se comienza realizando lentas y profundas respiraciones, pero no deben forzarse los pulmones. Para cada exhalación se debe soltar el cuerpo aflojándolo y buscando llegar a la relajación
Se comienza haciendo unas respiraciones lentas y profundas sin llegar a forzar los pulmones. En cada exhalación se debe adoptar la actitud de «soltar», es decir soltar y relajar, las tensiones tanto físicas como emocionales.
Lo importante de esto, es que con la actitud adecuada se puede profundizar la relajación general y distender la mente.
Otro punto que debemos tener presente es la de mantener una atención de forma consciente a todo el proceso de relajación, que permitirá incorporar la energía que se libera de manera progresiva.
Una vez conseguido esto se comenzará a recorrer todo el cuerpo centrando la atención en las distintas partes, aflojando la zona sobre la cual se centró la atención por medio de la exhalación y la actitud mental de “soltar”. Se comienza por los pies y se irá subiendo haciendo lo mismo en piernas, cadera, abdomen, pecho, manos, brazos, cuello y cabeza.
Una vez concluido todo el recorrido podemos centran la atención en nuestra respiración para tener conciencia del aire que entra y sale. Aquí la respiración sólo se observa y no debe controlarse, para lograr movimientos naturales. Lo fundamental es ser plenamente conscientes del presente, del ahora y de todo lo que ocurre con nuestro cuerpo y mente. Todo ello en una actitud de observación.
Para llegar a una relajación correcta y total las premisas básicas son:
- Una distensión progresiva de los músculos tanto los profundos como los superficiales.
- Una total tranquilidad emocional
- Lograr un cese total de todo movimiento de la mente, ya sea de pensamientos, imágenes o ideas.
- No perder la conciencia
Los efectos y beneficios de la relajación consciente son diversos, entre ellos:
- Se produce una reducción al mínimo del gasto de energía
- Se logra liberar la energía que se encuentra en el inconsciente
- La creación de una nueva energía, por medio de la liberación de la que se encontraba reprimida.
- Acumulación de energía renovada como resultado del ejercicio.
La relajación consciente es la contraparte de la acción y cuanto mejor logremos realizarla mayor energía acumularemos dentro de nuestra psiquis. Cuanta más energía psíquica poseemos mayor será nuestra capacidad de acción.