25 grados de temperatura, casi 74% de humedad, esas eran las condiciones a las que se tenían a enfrontar los corredores de la maratón del Europeo de Barcelona 2010. No solo las superaron, si no que lo hicieron con mucha más decisión de la esperada, de hecho, el suizo Viktor Rötlin al llegar primero de la carrera hizo unas declaraciones sorprendentes, que demostraban hasta que punto había alcanzado la forma física adecuada “comparada con la del mundial de Osaka, aquí hacía frío”.
De esta manera, Rötlin conseguía en su decimonovena maratón la medalla de campeón. Pero no lo hacía simplemente con el brío y el talento de un corredor de fondo excepcional, si no después de haber superado una embolia pulmonar en el 2009 que presagiaba lo peor para el maratoniano suizo.
De hecho, de nuevo en sus declaraciones posteriores a la carrera, con un “esta es mi decimonovena maratón, pero ha sido como si se tratara de la primera” demostraba lo especial que había sido esta carrera, ya que de hecho, no se sabía a ciencia cierta cuál iba a ser su rendimiento en los Europeos, aunque su tarjeta de presentación era un bronce en el mundial de Osaka.
Pero no solo el suizo destacó, también lo hizo Chema Martínez, que demostró que también en el atletismo el público es esencial. En muchos momentos donde se veía claramente el esfuerzo que estaba realizando, los gritos del público, que no dejaron de acompañarle durante toda la carrera, le hicieron sacar fuerzas de su interior, y así, conseguir al fin la tan ansiada plata, ya que el madrileño Martínez, con esta, ya suma tres medallas en europeos, dos en los 10.000 metros y esta tercera en matarón.
La nota negativa fue para los catalanes Caceres y Rios. El primero tuvo una lesión en el quilómetro 27, que le hizo abandonar entre los llantos y los aplausos de apoyo del público. Rios en cambio, cayó poco después en el 28.