La piel sensible, también llamada «sÃndrome de la cara irritable» es un problema que afecta a muchos hombres. A veces es difÃcil diferenciar un simple enrojecimiento de una erupción cutánea alérgica. La piel sensible es muy frágil y al menor contacto fÃsico y fisiológico con un elemento indeseable, se irrita fácilmente.
Todos los tipos de piel están sujetos a irritaciones, bien se trate de una piel seca, grasa o normal. Esta caracterÃstica aparece cuando se es joven y las consecuencias son cada vez más visibles con el tiempo. Una piel reactiva se manifiesta por unas sensaciones de picor e incomodidad, pero esta «crisis» no suele durar mucho tiempo.
En efecto, una vez que las terminaciones nerviosas de la epidermis son «agredidas», los capilares sanguÃneos se dilatan haciendo aparecer enrojecimientos y granitos sobre la cara. Se trata pues de un sistema de intercambio entre el sistema nervioso y los tejidos de la piel. Ciertos enrojecimientos llamados «caparrosa» aparecen frecuentemente y se hace necesario consultar con un dermatólogo y evitar cualquier tipo de producto sospechoso.
Una piel alérgica
Conviene saber que una piel sensible es un terreno favorable para que aparezcan diferentes tipos de alergias. Un hombre afectado por una alergia no debe superar el umbral de la tolerancia en cuanto a la aplicación de productos cosméticos o en el consumo de ciertos alimentos.
Cuando este umbral se supera, la piel no consigue asumir su función protectora y los elementos no tolerados dañan la piel. La alergia se manifiesta por la aparición de placas de acné sobre la cara o de pequeños enrojecimientos diseminados sobre toda la superficie del rostro.
Este fenómeno conlleva igualmente una sensación de incomodidad y de estiramiento de la piel. Los alimentos no tolerados son fácilmente identificables. En cuanto a los productos cosméticos, el elemento nocivo se encuentra generalmente en los perfumes de sÃntesis, los colorantes quÃmicos, los diferentes conservantes, asà como en el alcohol o el retinol.