Cuando vemos a culturistas y su estilo de vida, muchas veces pensamos que esa vida no es para nosotros, y que de ninguna manera seriamos capaces de vivir de esa forma, y más, a partir de nuestra condición fÃsica y nuestro cuerpo. Pero para romper este tipo de mitos, tenemos a personas que nos enseñan que la perseverancia y la paciencia son capaces de conseguir casi cualquier cosa.
Hoy hablamos de Ray Charles Arde, que empezó a trabajar con pesas a la tempana edad de 16 años, encontró dos mancuernas y las utilizaba para mejorar sus habilidades, jugaba a fútbol, pero un dÃa decidió después de un buen estudio y de reflexión, cambiarse al mundo del culturismo. Él fue capaz del cambio. Una de sus columnas vertebrales era el afán de superación y de conseguir hacerse un hueco en el duro mundillo del culturismo, llegando a la fama, otra, su experiencia adquirida en algunos eventos mundiales de algunos aficionados de los que hizo sus opiniones y valoraciones armas en su entrenamiento.
Ray tardó cerca de dos décadas en trabajar tranquilamente su cuerpo, augmentar la masa corporal y conseguir una simetrÃa adecuada de su cuerpo. En el 1991 compitió por primera vez, y sus buenos resultados le ayudaron a continuar. Pero el verdadero secreto de Ray era su familia, de hecho, era las raÃces de su familia, originaria de Filipinas y muy vinculada al mundo de las artes marciales, encontró en ellas la base necesaria para construir su propio estilo de entrenamiento, mejorando cuestiones como la disciplina, la repetición y la concentración.
Para él, quizá la cuestión más dura fue el tema de la alimentación, la comida de Filipinas, en su origen, tiene demasiados componentes que fomentan el ganar grasa, y por ello tubo que disciplinar su cuerpo con nuevos alimentos y hábitos.
Pero uno de los elementos que más destacan, es la humildad, lejos de admirarse con los éxitos conseguidos, siguió entrenando con la misma dedicación, y planteando nitÃdamente objetivos y retos mayores, para conseguir no paralizar su entrenamiento.