Ya hemos hablado en Punto Fape sobre Sergio Oliva, una verdadera estrella del culturismo, este cubano que huyó del régimen de Castro que recién se instalaba en su país realizó una brillante carrera deportiva en los años sesenta.
Su privilegiado físico ha quedado en el corazón de todos los culturistas debido a su impresionante tamaño y forma que solo fue vencido por Arnold Schwarzenegger en el Mr. Olympia de 1970.
Este fabuloso IFBB Mr. Universe, Mr. World y Mr. Olympia se distinguió por sus magníficos hombros que parecían desafiar cualquier posible descripción racional al respecto.
Para lograr los resultados, de “máximo aprovechamiento”, Sergio Oliva utilizaba cuatro ejercicios seriados, que llevaba a la práctica diariamente, de la misma forma que un pianista inicia su prácticas cotidianas con la escala de 7 notas. Un entrenamiento compuesto por dos ejercicios con barra y dos con mancuernas.
En los primeros dos comenzaba con la barra a la altura de los hombros, que lentamente bajaba hasta la altura de las rodillas, manteniendo en todo momento el mismo punto de tensión y por ello no permitía que se produjera la descontracción del final.
Después volvía hacia los hombros, manteniendo la tensión sin permitir apoyar la barra en sus pectorales superiores, realizando 5 series de esta rutina con discos que nunca eran de menos de 20 kilos.
El otro ejercicio de barra era exactamente en el sentido inverso al anterior y también partiendo de los hombros. Llevaba entonces la barra hacia arriba si estirar completamente los brazos evitando una vez más la pérdida de contracción y realizando igual que la primera rutina 5 series.
Los siguientes ejercicios lo llevaba a cabo utilizando mancuernas de peso intermedio, “atacando” las tres cabezas del deltoides.
Trabajando en press de mancuernas, las alternaba en estación con ejercicios frontales, haciendo elevaciones y descensos, manteniendo los codos ligeramente flexionados y sin llegar a tocar el cuerpo en el punto inferior.
Lo mismo hacia en lateral, elevando las mancuernas hasta la atura de los hombros sin estirar completamente los brazos en ningún momento.
Por último y con el objetivo de comprometer la cabeza posterior del deltoides, flexionaba la cintura colocando su cuerpo en ángulo de 90 grados con la cabeza apoyada y trabajaba de esta forma en lateral con los brazos orientados hacia atrás.
Si bien es verdad que debía disminuir ligeramente el peso con relación a los ejercicios anteriores, no menos cierto es el hecho que en la elevación ganaba “la ayuda” que los tríceps le brindaban.
Es de destacar que estas 4 rutinas eran infaltables en cada día de entrenamientote de un campeón que se destacó por su esfuerzo, concentración y dedicación total al culturismo.