Ubicada en el centro del Pirineo navarro y en pleno valle de Aezcoa se encuentra la Selva de Iratà una perfecta combinación de abetos y hayas que crean un espacio natural magnÃfico para los amantes del ecoturismo.
Acceder a esta zona es relativamente sencillo y una buena excusa para los senderistas que podrán recorrer todo el bosque disfrutando de increÃbles paisajes y de una zona que en el pasado fue el centro de legendas fascinantes.
Una inmensidad de árboles forman la Selva de Iratà y una gran diversidad de senderos prometen recorridos maravillosos descubriendo rincones increÃbles.
Toda esta zona ha sido siempre un área para recorrer andando o a caballo, sin embargo en la actualidad muchos aventureros prefieren visitarla y conocerla en bicicleta, una aventura especialmente recomendable para los amantes del cicloturismo.
La Selva de Irati regala a los visitantes toda su belleza rodeada por montañas todo este espacio tiene un gran valor natural y ecológico, con diversas áreas de la selva que son protegidas de acuerdo a la flora que en ellas crecen, tratándose mayoritariamente de hayas y, en menor proporción, abetos y pastizales de calidad.
Para conocer y recorrer la Selva de Iratà existen varias opciones que van desde senderos balizados, hasta recorridos en bicicletas todo terreno y travesÃas con guÃas.
Este espacio natural protegido es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, después de la Selva Negra de Alemania manteniendo un estado casi virgen, siendo un tesoro con gran valor ecológico, con dos accesos que permiten ingresar a la selva y recorrerla.
Uno de esos acceso se encuentra en la zona occidental ingresando desde Orbaizeta, en tanto que el otro punto para ingresas es por el lado oriental desde OchagavÃa, donde los visitantes pueden visita el Centro de Interpretación.
Maravillosos rincones perdidos tanto en la espesura de los bosques como en los pastizales de las zonas altas sirven de hábitat natural a valiosas poblaciones de animales salvajes, además de aves como reyezuelos, pinzones y petirrojos.
Una variedad cromática distingue toda esta zona que llega a su máximo esplendor durante el otoño cuando las tonalidades marrones, rojas y amarillas se apoderan del paisaje.
En la selva se encuentran además algunas zonas protegidas como la Reserva natural de Mendilatz en el monte del mismo nombre, en Orbaitzeta y la reserva integral de Lizardoia en el monte La Cuestión, existiendo una red de senderos señalizados de distintos niveles de dificultad y extensiones que recorrer todo el bosque y vivir experiencias inolvidables.