He leído en ultimahora.es un artículo sobre Angel Blanco, un sacerdote que está adelantando una iniciativa en la cual el deporte es parte fundamental para ayudar a los jóvenes de un centro social.
Creo es algo que se debe apoyar y divulgar por eso copio parte de la información.
Ángel Blanco es sacerdote de la Iglesia veterocatólica y se dedica a guiar por el buen camino a los jóvenes. En sus palabras: «Yo soy un cura moderno y en mi centro social reparto hostias de dos clases».
A sus 40 años de edad ya es campeón de lucha grecorromana, cinturón negro de varias disciplinas de artes marciales y practicante de culturismo.
Desde hace algo más de un año, Ángel se ha instalado, junto a otros sacerdotes, en la antigua casa de Castilla y León. Allí ha montado un centro social dedicado a la potenciación de los valores humanos y a la ayuda de las personas que lo necesitan.
«En nuestro centro social hemos montado un buen gimnasio, con una buena sala de musculación. También, en breve, impartiremos clases de spinning, aerobic, de diferentes artes marciales, especialmente dirigido a los más pequeños y jóvenes. Nuestra filosofía es potenciar el deporte y llevar por el buen camino a los chicos. Aquí lo tenemos muy claro. El único que da guerra soy yo. Los chavales saben que yo soy un cura moderno y que reparto hostias dobles, las consagradas y de las otras», explica con buen sentido del humor Ángel Blanco.
Este sacerdote se ha convertido, en poco tiempo, en todo un apóstol de los jóvenes y en un guía de aquellos chicos que algún día, por circunstancias de la vida, perdieron el rumbo correcto. «Yo miro a la gente a los ojos y no me importa su pasado. Aquí hay gente que ha salido de la droga o que trapicheaba, pero ahora han visto en el deporte una vía de escape».
Colaboradores
Uno de los monitores y colaboradores más importantes del centro es Carlos Alarcón. Se trata de un locutor de radio de Global FM y DJ de música que, en su tiempo libre, ayuda de manera altruista al proyecto social: «Tenemos un centro que está abierto a todo el mundo. Lo único que hay que hacer es dirigirse a la antigua casa de Castilla y León, en la barriada de Son Oliva de Palma, y apostar por el deporte». «Mientras que los niños y jóvenes estén aquí no estarán haciendo nada malo por las calles», concluye.
Las normas son claras. «Aquí todo el mundo puede hacer deporte y, al finalizar el mes, se entrega un donativo para el sustento de las instalaciones. Cada uno entrega lo que puede y, nunca podrá ser la voluntad mayor de 25 euros».
Ángel se levanta cada día a las cinco de la madrugada para rezar, se va a trabajar y después se dedica, en cuerpo y alma, a sus fieles. Los jóvenes le adoran y lo consideran un ejemplo a seguir.
Tomás, Chenchu y Cucaso son algunos de los chicos con los que nos encontramos en la sala de musculación. Ellos no dudan en afimar: «El centro está cerca y disponemos de todas la máquinas, además, Ángel se porta muy bien con nosotros y nos orienta por el buen camino».