Muchas veces no nos damos cuenta de que aquellos deportes que damos como claramente antiguo no lo son tanto, y que aunque parezca mentira, son de hecho, resultado de la evolución de otras disciplinas, y que estás, aún siendo olímpicas, no han sido muy populares.
Estos deportes son en particular muy minoritarios por su gran contenido técnico y por su necesidad de gran dedicación y esfuerzo. Por ejemplo, hoy me inclino a hablar sobre la cama elástica.
Este deporte, aunque olímpico, tiene sus orígenes regulados como deporte en 1964, cuando se creó la primera federación internacional y el primer mundial de esta modalidad deportiva.
Pero antes, hay que mencionar que la cama elástica consiste en efectuar saltos y figuras acrobáticas en el aire rebotando sobre una lona sujeta por muelles de acero. De hecho, todos hemos saltado alguna vez en esas lonas de salto en las ferias populares, y hemos disfrutado de las piruetas y las volteretas en ella como verdaderos críos.
Pues eso que nosotros hacíamos como ocio, es un deporte olímpico consolidado. Donde grandes deportistas han resaltado considerablemente, por ejemplo, J. Wills fue nada más y nada menos que cinco veces campeón del mundo, en de 1964 a 1968.
Existen competiciones individuales y por grupos, estas últimas son realmente espectaculares, con hasta 4 hombres y 4 mujeres demostrando un arte y control físico sin igual, al realizar coreografías en las lonas de forma sincronizada.
Pero quizá lo que sorprenda más al ojo nuevo o visitante de este deporte, sea su competición simultanea, viendo competir a uno y otro deportista a la vez en dos camas elásticas colocadas paralelamente, y donde los competidores deben realizar hasta 10 tipos de figuras diferentes y ha de finalizar su exhibición de pie justo después del décimo salto.
Sin duda, es algo espectacular y solo apto para cuerpos altamente entrenadores y preparados.