El caso de Romario Dos Santos debe llevarnos a la reflexión sobre hasta que punto es posible llegar para lograr el “cuerpo perfecto”, recurriendo a sustancias dañinas para la salud y que en ocasiones como en esta pueden causar graves consecuencias.
Así, la historia de Romario Dos Santos Alves de 25 años, seguramente no será ni la primera ni la última vez que la veamos en la tapa de un periódico. El brasileño decidió inyectarse un cóctel de Synthol, alcohol y analgésicos apostando a que de esa manera sus músculos crecerían más rápidamente.
En su obsesión por ganar músculo Alvez, que trabajaba como guardaespaldas, comenzó a frecuentar un gimnasio y se sorprendió con algunos compañeros que detentaban enormes brazos. Al entablar amistad con estos culturistas conoció el Synthol y comenzó a utilizarlo.
Al aplicarse Synthol mezclado con alcohol y analgésicos los resultados comenzaron a verse casi de inmediato y en poco tiempo sus bíceps pasaron a medir 64 centímetros, de ahí el sobrenombre de Hulk con el que lo bautizaron sus conocidos y algo que encantaba al joven.
Las fotos de no hace mucho tiempo atrás muestran los resultados de utilizar esta sustancia tóxica, puede verse a Alvez con brazos sumamente abultados e inflamados, pero también comenzó a sufrir efectos no esperados como una situación difícil a nivel psicológico que lo llevó a un intento de suicido cuando su esposa estaba cursando el sexto mes de embarazo.
Fue precisamente la esposa de Alvez quien ante la situación de inestabilidad del culturista le advirtió que si no dejaba de inyectarse esa sustancia tóxica, pero el joven no pudo dejar de hacerlo pues ya se había transformado en un adicto.
Todas las acciones de Alvez no podían tener otro final que un grave riesgo de su salud ya que examinado por los médicos le dijeron que lo más probable sería que deberían amputarle ambos brazos. Cabe aclarar que ya en ese momento Alvez tenía sus músculos duros como rocas y debía comprar agujas especiales para seguir inyectando la sustancia tóxica.
Los médicos advierten que sustancias como el Synthol, habitualmente inyectado en hombros, pantorrillas, bíceps y tríceps generan distintos problemas en los músculos y el caso de Alvez es muestra de ello ya que el joven debía mezclar analgésicos para reducir el dolor que le producía cada inyección que se aplicaba.
Afortunadamente, los médicos que atendieron a Alvez pudieron remover las piedras de Synthol que se habían formado en ambos brazos y así evitar una amputación y comenzar una rehabilitación tanto física como psíquica ya que esta sustancia causa alteraciones de la cordura.
Alvez decidió mostrar al mundo su caso en distintos medios de comunicación alertando sobre los peligros que asechan a los culturistas que deciden utilizar este tipo de sustancias tóxicas para la salud con tal de aumentar su musculatura, algo que va reñido con el verdadero espíritu del culturismo que es lograr un cuerpo musculoso pero a través de una nutrición y entrenamiento adecuados.