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Perder peso es un objetivo para miles de personas en todo el mundo e intentarlo por la vía rápida haciendo caso al uso de medicamentos y preparados sugeridos para bajar de peso o luchar contra la obesidad puede causar severas complicaciones.
Actualmente solo se comercializan tres medicamentos aprobados para el tratamiento de la obesidad y su uso debe, en todo momento, ser prescrito por el médico dentro de un programa a largo plazo.
Estos medicamentos son: Orlistat, que reduce la cantidad de grasa absorbidas por el sistema digestivo; Sibutramina, que induce saciedad actuando sobre el sistema nervioso; y Rimonabant, que bloquea ciertos receptores cerebrales para reducir el apetito.
Cócteles para adelgazar
Muchas personas utilizan sin el debido control médico otros medicamentos que no están indicados para el control del peso corporal. Los cócteles para adelgazar pueden estar compuestos por combinaciones de varios productos como laxantes, hormonas, diuréticos, sedantes y anfetaminas.
Estas drogas no son eficaces para tratar la obesidad y pueden perjudicar a quien las utilice, e inclusive en muchos casos pueden inducir un efecto rebote con un incremento importante del peso.
Diuréticos
Se utilizan para eliminar agua y sales del organismo, están indicados para tratar la retención de líquidos, algunos problemas renales o hepáticos y en algunos casos la hipertensión y la insuficiencia cardíaca.
Las complicaciones derivadas de su mal uso pueden incluir deshidratación, pérdida de potasio, y pérdida de ácidos que pueden provocar una condición llamada alcalosis, cuyos síntomas pueden ir desde fatiga hasta confusión, temblores, ansiedad, dolor de cabeza, vómitos y disminución de temperatura corporal.
Laxantes
Se utilizan para aliviar el estreñimiento,  ablandando la materia fecal para facilitar su evacuación. Se utiliza sólo por un tiempo limitado y no tienen utilidad para el tratamiento de la obesidad. Su uso puede llevar a la pérdida de los hábitos de funcionamiento del intestino, que obliga a continuar su uso indefinidamente.
El mal uso de laxantes pueden producir irritación intestinal, diarrea, déficit de nutrientes y dolor abdominal.
Anfetaminas
Aunque en el pasado se utilizaron para el tratamiento de la obesidad, hoy en día ya no están recomendadas para un tratamiento prolongado debido a que existe un alto riesgo de desarrollar dependencia,  y porque pueden llegar a generar complicaciones psicológicas, neurológicas y cardiovasculares muy importantes. En cambio, se utilizan bajo estricto control médico para tratar problemas como la narcolepsia, desorden de déficit de atención e hiperactividad.
Cuando una persona toma habitualmente anfetaminas puede desarrollar síntomas como irritabilidad, insomnio, agresión, depresión aumento de la presión arterial, taquicardia, hipertensión pulmonar, hemorragia cerebral, en los casos más serios puede producirse la la muerte.
Hormona tiroidea
Se utilizan para el tratamiento de los problemas tiroideos como hipotiroidismo, mixedema y cretinismo. En dosis importantes puede producir graves problemas de salud  como palpitaciones, taquicardia, nerviosismo, insomnio, diarreas, alteración del equilibrio hormonal, aumento de la presión arterial, intolerancia al calor, y otros. Se debe tener especial precaución con pacientes que tengan problemas cardíacos o hipertensión.
La suspensión no controlada de este medicamento suele producir hipotiroidismo, dado que la glándula se vuelve incapaz de producir la hormona sin la ayuda de la droga.
Sedantes
Muchas personas recurren a los sedantes para tratar la obesidad atacando el estrés y la ansiedad como probables causas, afirmando que comen para calmar esos síntomas. El uso de sedantes, de acuerdo a este razonamiento, bajaría los niveles de ansiedad y evitaría la tendencia de comer en exceso.
Sin embargo, si bien es cierto que el estrés puede llevar a muchas personas a comer en forma exagerada, el uso de sedantes no soluciona la causa subyacente del malestar y por lo tanto no es de ayuda en la lucha contra la obesidad. Además, su uso no justificado puede tener serias consecuencias que van desde adicción hasta suicidio. Menos graves pero también preocupantes son otros efectos secundarios como perturbaciones de la piel, problemas del hígado, vértigo entre otros.