La forma de los labios va cambiando con el paso del tiempo. El labio superior se hace más fino, le salen arrugas, pierde color y relieve a medida que vamos envejeciendo. ¿Qué tipo de solución, y en qué momento debemos aplicarla para detener las consecuencias del paso del tiempo?
Los primeros signos del envejecimiento se localizan en las comisuras de la boca que se van haciendo más finas, y especialmente de las comisuras superiores que empiezan a meterse hacia dentro de la boca.
Al final, los labios superiores se vuelven más estrechos, con marcadas arrugas que los alargan de cada lado.
Más tarde, el relieve existente entre el labio rojo (parte roja del labio) y el labio blanco (piel blanca que lo recubre), tiende a borrarse y perder volumen. Este relieve se puede volver a dibujar, recuperando asà el tono natural de cada parte de la boca.
Si aparecen pequeñas irregularidades entre el blanco y el rojo, cosa normal a partir de los cincuenta años, el aumento del relieve se puede completar con un maquillaje permanente, lo que permitirá acentuar el tono del labio superior, marcando bien su contorno.
A partir de los 30 y los 40 años, comienzan a aparecen pequeñas arruguitas hacia arriba, por encima del labio superior. Al comienzo del envejecimiento, se ven cuando se pronuncian algunas letras, como la O.
Dicho de otra forma, sólo son visibles cuando el labio está en movimiento, y no con la boca cerrada.
Existen diferentes tipos de envejecimiento a nivel de las arrugas, lo que produce que algunas personas tendrán muchas arruguitas muy poco marcadas, y por el contrario, otras tendrán menos arrugas pero mucho más profundas.
Con el tiempo, la distancia entre la nariz y la base de la nariz tiene tendencia a prolongarse. Este efecto, se debe a una pequeña retractación del hueso maxilar superior (el hueso y el músculo tienden a fundirse).
Los cirujanos pueden cortar un poco de piel, en la base de la nariz (la cicatriz estará dentro de las fosas nasales, sin que se pueda ver), disminuyendo la altura del labio blanco.