El verano se acerca y ya está aquí, como todos los años, la “operación bikini”. Los hombres también se ponen manos a la obra, pero cuidado con los productos milagrosos y las dietas ultra rápidas.
Lo primero que tenemos que dejar de lado, si queremos tener un cuerpo 10 antes de ponernos el traje de baño, son los regímenes fulminantes que prometen una pérdida espectacular de peso y en poco tiempo.
Todo el peso que perdamos de esta manera volveremos a recuperarlo con tanta rapidez a como lo hemos soltado. A parte de esto, normalmente este tipo de dieta es bastante desequilibrada, con grandes carencias en algunos nutrientes.
Tres tipos de productos
. Los quemagrasas: En teoría son productos preparados para “quemar las grasas” del cuerpo, pero el contenido de sus principios activos, como son la cafeína, el té verde, o la guaraná, suelen ser bastante escasos, y por lo tanto su eficacia no es significativa.
. Los diuréticos: Estos productos favorecen la pérdida de agua por un aumento de las secreciones urinarias. Por consiguiente, el peso del cuerpo disminuye ligeramente, mientras que la deshidratación aumenta. En todo caso, estos productos son útiles para personas que sufren alguna dolencia de retención de líquidos.
. Los saciantes: Estos productos reducen la sensación de hambre gracias a sus componentes a base de algas que tienen una gran capacidad para retener el agua. Si los tomamos durante la comida, aumentan la cantidad de agua en el estómago y disminuyen la sensación de hambre.
El régimen ideal
Se trata de utilizar el metabolismo para utilizar más calorías consumiendo proteínas. Las proteínas pueden ser de orden animal (carnes, pescado, huevos), y vegetales (cereales, verduras), y debemos consumirlas en cada comida.
Las proteínas son indispensables para el mantenimiento del cuerpo y el desarrollo de la masa muscular, a parte de ejercer un efecto saciante.
Lo ideal es mantener una alimentación regular a lo largo de la jornada comiendo de forma repartida. Mejor es hacer varias y pequeñas comidas durante el día, que sólo comer dos veces y de forma abundante.
Basta con repartir el aporte calórico en 4 ó 5 veces: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.
Variedad y equilibrio
Se trata de dar prioridad a los alimentos ricos en fibras, tales como los cereales, la fruta, y la verdura. De esta forma ralentizamos la asimilación de las comidas, prolongando la sensación de saciedad.
También nos podemos permitir, una vez a la semana, un exceso. Esto es mejor que ir picoteando durante todo el día, porque el organismo se irá autorregulándose los días siguientes al exceso, permitiendo que conservemos un peso estable.