Un estudio publicado en la New England Journal of Medicine, conducido por la Escuela de Salud Pública de Harvard y el Centro Pennington de Investigación Biomédica en Luisiana, ha determinado que la clave para adelgazar es atenerse a la regla básica: abajo las calorÃas.
Según la Dra. Elizabeth Nabel, directora del Instituto Nacional CardÃaco, Pulmonar y Hematológico, «El secreto es que no interesa si uno se concentra en reducir las grasas o los carbohidratos… la clave consiste en limitar el consumo de calorÃas y quemar más calorÃas con ejercicio «.
Los investigadores asignaron al azar a 811 adultos excedidos de peso a cuatro dietas, cada una de las cuales contenÃa diferentes niveles de grasas, proteÃnas y carbohidratos. Las cuatro contenÃan grasas saludables, eran ricas en granos integrales, frutas y verduras y bajas en colesterol.
Unos dos tercios de los participantes eran mujeres. A cada uno se le estimuló a que perdiera 750 calorÃas diarias con su dieta, que se ejercitara 90 minutos diarios, mantuviese un diario alimentario en Internet y se reuniera regularmente con asesores en nutrición para controlar sus progresos.
Ninguna de las dietas fue mejor que otra: la reducción de peso y en tamaño de cintura fueron similares en todos los grupos.
Los participantes bajaron un promedio de 6 kilogramos (13 libras) a los seis meses, pero todos los grupos empezaron a subir de peso después de un año. A los dos años, la pérdida de peso promedio habÃa bajado a 4 kilogramos (9 libras). Sólo 15% bajó 10% o más de su peso inicial.
Como reducir calorÃas para perder peso
Intentemos llevar eso a nuestra realidad de persona común. Si nuestra dieta actual no es completamente sana, ¿la simple reducción de calorÃas logrará producir un descenso de nuestro porcentaje de grasa?
Definitiamente sÃ. Pero eso no significa que sea saludable, es necesario ajustar lo que comemos para que la alimentación sea balanceada, luego podremos disminuir las calorÃas sin causar desbalances en los nutrientes.
En la práctica, si se tiene un consumo calórico de 3.000 calorÃas diarias, por mencionar una cifra, y se mantiene con ellas el peso corporal, se debe a que el cuerpo está en un estado de equilibrio calórico.
Si se deja de consumir 500 calorÃas diarias, se perderá como medio kilo en la primera semana. Esta reducción calórica hace perder grasa porque aunque el porcentaje de grasa en la dieta sea el mismo, la cantidad total de grasa consumida es proporcionalmente menos. En un intento de equilibrar la reducción de grasa ingerida el cuerpo quema el exceso de grasa acumulada.
El único problema de reducir continuamente las calorÃas y la ingesta de grasa es que pronto alcanzamos nuestro lÃmite genético. Además, para reducir contÃnuamente las calorÃas es necesario hacer mas pequeñas las raciones, por lo que empezamos a entrar en un déficit de nutrientes.
Como es lógico, tal déficit nos mantiene en estado permanente de hambre, algo que nos impedirá seguir con tal régimen restrictivo; además si necesitamos del músculo para consumir calorÃas, y su mantenimiento y desarrollo precisa del uso de aquellas, pasar hambre tiene que ser contraproducente.
Por otra parte, cuando las calorÃas se reducen en exceso, el resultado puede llegar a ser, paradójicamente, un incremento de la grasa y el peso corporal.
La razón principal se debe a nuestro sistema nervioso simpático (SNS), Ãntimamente implicado en el control de la velocidad metabólica mediante la emisión de hormonas estabilizadoras del metabolismo.
Cualquier reducción calórica excesiva, superior a las 500 diarias, posee el potencial para reducir notoriamente el flujo hormonal natural y ralentizar el metabolismo.
Curiosamente, W.H Saris, de la Universidad de Limburgo, Maastricht, Holanda, dice en el International Journal of Obesity and Related Metabolic Disorders que las personas con un déficit calórico excesivo presentan una actividad similar del sistema nervioso simpatico que las personas obesas que consumen continuamente un exceso de calorÃas.
En definitiva, que para perder peso es necesario reducir la cantidad de calorÃas consumidas, pero debe hacerse de manera inteligente. Una disminución de alimentos muy energéticos en un marco de nutrición balanceada parece ser la mejor manera de lograrlo.