Si el imaginario colectivo asocia normalmente musculación y físico de bodybuilder, la realidad puede y debe ser diferente. No se trata de transformar el cuerpo de tal manera, que nadie os reconozca, se trata justamente de todo lo contrario.
La musculación para perder grasa
La musculación es buena. A través de la secreción hormonal que implica, permite al organismo enfrentarse lo mejor posible a los problemas de cada día. De esta forma, durante una sesión de musculación, tres hormonas se producen en gran cantidad: las catecolaminas, la testosterona, y la hormona del crecimiento.
Las catecolaminas en cuestión son la adrenalina y la noradrelanina. Esta última tiene la particularidad de fijarse a los receptores de las células adiposas, y así eliminar eficazmente la grasa.
En cuanto a la testosterona y la hormona del crecimiento, se trata de hormonas llamadas “anabolizantes”. Segregamos 10 veces más que las mujeres. De hecho, la razón por la cual se pueden obtener resultados más rápido que las mujeres.
En efecto, estas dos hormonas actúan conjuntamente sobre la combustión de las grasas y el aumento de masa muscular.
La musculación funciona a largo plazo
Se trata de evitar el aumento de músculo mal desarrollado. Esto es tan poco estético como peligroso por razón de los traumatismos en las articulaciones, y sin embargo, son estos los que se suelen ver en los podios del culturismo. Es preferible trabajar un músculo bonito, un músculo potente, flexible, largo. Un músculo que permita antes todo, afinar y embellecer la silueta.
Para ello, se debe trabajar el conjunto de los grupos musculares. Se debe evitar concentrarse sobre un músculo en particular, puesto que nunca un músculo se ve solicitado por sí solo. También, se deben elegir ejercicios globales, como los squats, el rowing, las flexiones, etc. Estos ejercicios permiten no sólo perder grasa sobre el conjunto del cuerpo, sino también centrarse en las células grasas, por razón de la fuerte demanda de energía.
Lo más importante es que la musculación, por razón de la cantidad de energía que requiere, influye sobre el metabolismo de base. Combinada con un fondo nutricional sano, permite mantener este metabolismo a un nivel correcto, con el fin de evitar los aumentos de peso intempestivos.
Una higiene de vida llamada musculación
Practicada de manera frecuente y con cierta intensidad, la musculación se revela como un buen aliado para convertirse en una verdadera higiene de vida, de la que es difícil desprenderse. Y razones no faltan, porque sus beneficios son importantes. De esta forma, un músculo reforzado obliga a la articulación a reforzarse. Con la edad, una mejor constitución ósea permite limitar los riesgos de caída y de daños derivados.