Existen muchas fuentes de estrés que puede experimentar una persona en su vida. Y una de las posibles causas está vinculada con el hecho de tener una relación inadecuada con la comida. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando una persona no tiene unos horarios regulares de comidas o se salta alguno de los cinco momentos principales del dÃa.
Otro error habitual es el de comer frente a la televisión, delante del ordenador o leyendo el periódico ya que al estar concentrado en otro tema, no disfrutas tanto del menú que has preparado. Comer con prisa también es una causa frecuente de estrés.
Por tanto, más allá de las apetencias del momento que pueden jugarnos malas pasadas si, como consecuencia de la ansiedad, queremos llenar esa impaciencia con la comida, conviene comer con cabeza, es decir, tener una planificación de los menús semanales. Ya que de este modo, también te resulta mucho más sencillo elaborar tu cesta de la compra.
Dada la conexión tan profunda que existe entre el plano emocional y los hábitos alimenticios que tiene una persona, cobra gran importancia la labor de la psiconutrición. Una disciplina que nos ayuda a comprender que el principio de una alimentación saludable comienza en la toma de conciencia.
Es decir, se trata de identificar la causa de la mala relación con la comida que tiene una persona con el objetivo de poder solventarla. La causa de este vÃnculo poco equilibrado puede ser el estrés, la ansiedad o incluso, la sensación de vacÃo producida por la nostalgia.
Conviene puntualizar que es indispensable tener paciencia para cambiar de hábitos ya que, en muchos casos, se trata de hábitos muy arraigados. La conexión cuerpo y mente también está muy presente en la psiconutrición ya que comer con cabeza significa también aprender a escuchar las señales del cuerpo. Aprender a identificar qué alimentos te hacen sentir bien y te dan energÃa mientras que otros te hacen sentir mal a largo plazo aunque en un primer momento, resulten tentadores (por ejemplo, algunos productos de bollerÃa industrial.
Conviene puntualizar que existe una gran relación entre el tipo de alimentación que tiene una persona y el modo en que se siente a nivel anÃmico. Por tanto, a través de la psiconutrición, una persona también puede aprender a potenciar el hábito de tener una despensa saludable y preparar nuevos menús.
Otro de los aprendizajes importantes es el de aprender a diferenciar el hambre real de la ansiedad por comer (hambre emocional). Uno de los principales propósitos de la psiconutrición reside en aprender a disfrutar comiendo, saboreando los alimentos y sus texturas. En muchas ocasiones, en medio de la prisa habitual, se pierde de vista la perspectiva placentera de un buen menú.
Comer con cabeza también implica mantener un diálogo interior saludable y resolver de forma asertiva esas luchas internas que pueden producirse cuando la persona tiene la tentación de tomar algo que sabe que no le conviene tomar en ese momento. No existen alimentos prohibidos, sin embargo, un alimento sà puede ser perjucidial cuando se toma en exceso.