Trabajar la flexibilidad
La flexibilidad es una cualidad fÃsica esencial para los deportistas. No se puede realizar ningún progreso si el deportista deja de lado esta cualidad, aparentemente secundaria. La flexibilidad es necesaria para algunas disciplinas como el Taekwondo, la gimnasia, o la danza.
A pesar de ser necesaria, suele ser algo bastante olvidado en ciertas disciplinas deportivas como el bodybuilding o la carrera de fondo. Sin embargo, la práctica del stretching, antes y después de cualquier disciplina deportiva, justifica la importancia de esta cualidad fÃsica.
Independientemente del tipo de deporte que realicemos, debemos concederle una mayor importancia a la flexibilidad. La flexibilidad es una cualidad que permite la prevención de ciertos traumatismos y de dolores musculares durante la práctica de un deporte. También permite una mayor libertad de movimiento y favorece el progreso en la práctica.
Antes de la práctica deportiva, la flexibilidad prepara los músculos para el esfuerzo y previene eficazmente los movimientos en falso. Después del esfuerzo, libera los bloqueos musculares y favorece la circulación de los lÃquidos fisiológicos del organismo. Estimula, igualmente, el sistema linfático y permite una evacuación rápida de las toxinas.
El trabajo de la flexibilidad no debe quedar nunca en segundo plano. De hecho, el deportista debe trabajar con el fin de que la flexibilidad se convierta en una cualidad de su cuerpo, y no en una simple forma de preparación para la práctica de una disciplina deportiva concreta.
Una lección práctica
Presentamos un programa eficaz para trabajar la flexibilidad de vuestro cuerpo. El programa dura 45 minutos o una hora aproximadamente. Antes de lanzaros a esta forma de entrenamiento, debéis relajaros y proceder a una serie de ejercicios de respiración. Empezad con el calentamiento.
Para esto, se puede hacer un poco de jogging, o utilizar una cuerda de saltar. Tras 20 minutos, empezad a caminar controlando vuestra respiración. Empezad el trabajo de flexibilidad a partir de los pies. Solicitad todas las articulaciones desde los tobillos hasta el cuello.
Después del trabajo a nivel de las articulaciones, poneos en posición de sentados, con las piernas estiradas y separadas. Colocad vuestra frente sobre la rodilla izquierda, y luego sobre la derecha.
Proceded con suavidad. Evitad siempre la precipitación. Intentad, después, llegar hasta los dedos de los pies con las manos. Terminad la sesión con una serie de ejercicios de respiración. Lo ideal es seguir este programa, al menos, tres veces por semana.