Para muchos fitness y fisicoculturismo son sinónimos porque ambos se sustentan en los mismos principios: entrenamiento fÃsico, alimentación adecuada, descanso oportuno e hidratación suficiente, en pocas palabras cuerpo sano para una mente sana.
Sin embargo entre ambas disciplinas existen diferencias importantes, mientras el fisicoculturismo busca la perfección fÃsica a través de la hipertrofia muscular, el fitness es mucho más que mejorar el aspecto estético de nuestro cuerpo, es llevar una vida saludable y vital tanto fÃsica como mentalmente.
Para lograrlo existen dos pilares fundamentales: la actividad fÃsica en cualquiera de sus variantes y una alimentación balanceada. Si se consideran separados estos dos principios es verdaderamente difÃcil ingresar al mundo del fitness y de la salud.
Actividad FÃsica
El cuerpo humano está destinado a ser ejercitado. El corazón es una bomba muscular, que necesita del estÃmulo de cargas de un cierto nivel para permanecer sano a lo largo de grandes perÃodos de tiempo. Las investigaciones están descubriendo continuamente nuevas relaciones entre el papel del ejercicio y la salud óptima.
La inactividad acorta el perÃodo de vida genético máximo de un individuo; un ejercicio moderado y regular contribuye a una actitud mental positiva y a una sensación de bienestar. Se ha demostrado que el ejercicio reduce el riesgo de un ataque cardÃaco. Muchas enfermedades degenerativas se relacionan con la obesidad, y en muchos casos el ejercicio evita esos kilos de más.
Los fisiólogos del ejercicio saben que, a medida que envejecemos, perdemos gradualmente nuestra capacidad de llevar a cabo un trabajo. Para la persona media, parte de este declinar se debe a los cambios bioquÃmicos del envejecimiento, y parte se debe a la falta de uso.
El cuerpo se adaptará al estrés del ejercicio aumentando su capacidad de llevar a cabo un trabajo, efecto que es vital emplear en años más jóvenes para asegurarse una vejez saludable.
Una alimentación apropiada retrasará o minimizará los cambios bioquÃmicos del envejecimiento, que crean enfermedades degenerativas, y hará que el ejercicio y la recuperación resulten más agradables.
La meta de un plan de ejercicios es conseguir el estado de máximo acondicionamiento. Si el ejercicio es demasiado moderado o demasiado breve, el corazón no se beneficiará de la actividad. Sin embargo, es mejor aumentar en forma lenta y gradual la intensidad del ejercicio, dándole al cuerpo, el tiempo suficiente para adaptarse a los nuevos y necesarios desgastes de energÃa que crea.
Alimentación Balanceada
Es un elemento inseparable del ejercicio, deben ir de la mano en la búsqueda de un cuerpo más sano. A través de la práctica de una adecuada actividad fÃsica y una correcta alimentación, la mayorÃa de las personas pueden conseguir resultados para llegar al peso corporal ideal.
Para lograr nuestro propio peso y evitar la obesidad es preciso llevar una alimentación a base de cereales, frutas y verduras preparados en forma natural. Las grasas de pescado y el aceite de oliva son realmente buenas para el cuerpo, y deberÃan componer la mayor parte de las calorÃas provenientes de las grasas.
Las grasas de origen animal, es decir, las contenidas en los productos cárnicos y lácteos, son menos sanas, y deberÃan consumirse en cantidades menores. Esto se logra comiendo proteÃna vegetal, pollo sin piel y pescado. Hay que recordar que la grasa de la dieta es hoy un enemigo para la pérdida de peso, y, a largo plazo, un enemigo que fovorece las dolencias cardÃacas.
Todos los alimentos se convertirán en grasa almacenada si se consumen por encima de las necesidades energéticas. Para reducir los cúmulos de grasa en el cuerpo, es necesario utilizar más energÃa de la que se consume en los alimentos, por medio de actividades y ejercicios corporales.
Las dietas muy bajas en calorÃas y la carencia de ejercicio contribuyen a quemar tanto la masa muscular como la grasa corporal. Esta condición es muy mala para el cuerpo, y el hambre, de rebote, da como resultado que se recupere la grasa corporal. El cuerpo recupera la grasa más fácilmente, y con el tiempo, cambia la composici?n del cuerpo a un mayor porcentaje de grasa.
Un cuerpo bien ejercitado estará bioquÃmicamente entrenado para utilizar más eficientemente las grasas procedentes de la dieta y de las reservas como fuentes de energÃa. La tendencia a almacenar grasas se reduce con el entrenamiento atlético. Si la intensidad del ejercicio es lo bastante alta, el cuerpo quemará energÃa durante horas después de que el ejercicio haya acabado.