Cuando llegamos a una etapa de nuestra vida en que de golpe dejamos de entrenar, como por ejemplo un embarazo o un cambio de trabajo brusco, o incluso una lesión, las paranoias varias llegan a nuestra cabeza y empezamos a desarrollar una especie de obsesión por no engordar.
De hecho, uno de los mitos más recurrentes, es que los músculos, si dejas de entrenar se convierten automáticamente en grasa, y por eso engordamos. No es asÃ. La verdad es que este efecto va más relacionado con el hecho de que continuamos comiendo lo mismo, o incluso más (por el efecto de la ansiedad, que el no hacer deporte provoca, y por el propio estrés de la etapa vital de la persona que está transcurriendo), y esas calorÃas, que son las mismas que antes, son las que nos hacen engordar, ya que comemos lo mismo pero comemos menos.
Si queremos prevenir y no empezar a engordar lo más fácil es volver a los entrenamientos, pero si esto es imposible, tendremos que propiciar algunas dinámicas positivas en nuestro cuerpo. Por ejemplo, un poco de actividad fÃsica menos activa, como andar más o hacer más labores de casa, que fomenten que el cuerpo esté en movimiento.
Aún asÃ, donde más hay que poner el ojo es justamente en la alimentación. Bajar un poco el número de calorÃas que tenÃamos en nuestra dieta normal podrÃa ser buena idea, para contrarrestar los efectos nocivos de la falta de entrenamiento.
También puedes acudir a alimentos más saludables, o simplemente, negar esos caprichos que antes te podÃas dar y ahora no.
Ante todo, sé consciente de que los cambios que estás viviendo o vivirás en tu cuerpo, son efecto de dejar de entrenar, y por ello normales, no está pasando nada fuera de su sitio.
Por ello, nos debemos prevenir de extrañas paranoias y depresiones relacionadas con ganar peso, solo conseguiremos amargarnos más en ese pequeño periodo vital.