La epidermis del rostro acumula una serie de partÃculas invisibles que se depositan en los poros y que por mucho que nos lavemos la cara no podemos eliminar del todo.
Los poros taponados no pueden garantizar la función purificadora de la piel. Por eso es necesario desprenderse regularmente de todas las adherencias externas para restablecer el mecanismo de drenaje.
La sauna facial es el mejor remedio para ayudar a la piel a respirar mejor sin agredirla. Se trata de bañar el rostro con vapor de agua caliente con el fin de permitir a los poros que se dilaten para evacuar la suciedad que los mantiene cargados.
Lo ideal es acudir a un centro de belleza. En estos centros se ofrecen sesiones que garantizan el confort y la relajación total. El personal que trabaja en los institutos de estética ofrecen una serie de cuidados adaptados a cada tipo de piel y utilizan materiales fiables y muy eficaces.
La manipulación de estos materiales es delicada y requiere un espacio amplio. Felizmente, estos aparatos también se venden para uso doméstico, y son más sencillos de utilizar.
Pero, estos métodos de limpieza pueden realizarse también de forma más casera, con las viejas fórmulas de toda la vida que utilizaban nuestras abuelas. El método consiste en hervir agua en un recipiente con los bordes anchos.
Cuando el agua empieza a hervir, se vierten algunas gotas de aceites esenciales (10 gotas como máximo) o algunas hojas de plantas aromáticas.
Sin esperar más tiempo, se inclina el rostro sobre esta preparación de manera que quede totalmente cubierto por el calor del vapor que se desprende del recipiente. Es importante cubrirse la cabeza con una toalla durante 10 ó 20 minutos, en función de la sensibilidad de la piel.
Para la elección de la planta o del aceite esencial, basta con conocer qué tipo de piel tenemos, y utilizar el extracto que mejor se adapte a nuestra epidermis.