Existen muchos trucos para que le des a tu cuerpo lo que pide, sin engordar.
La clave está en controlar las calorÃas que ingieras cada vez que él te lo pide, y conseguir satisfacerlo de manera saludable y rica.
En primer lugar, debes procurar realizar al menos cuatro comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda y cena.
Si tu rutina comienza muy temprano a la mañana, puedes complementar el desayuno con una ingesta de bajas calorÃas, que te ayude a llegar a la siguiente comida con menos ansiedad. Lo mismo puedes hacer a media tarde, entre el almuerzo y la merienda.
De esta manera, completarÃas 6 ingestas diarias, sin riesgos de aumentar de peso.
En cuanto a los platos de almuerzo y cena, no deben predominar en ellos los hidratos de carbono, sino que estos deben ocupar sólo un ¼ del plato, acompañado ¼ de plato cubierto por verduras y ½ plato de proteÃnas (carnes).
No debes hacer que falte en tu desayuno o merienda una porción de queso, o media taza de leche.
Esto le aportará a tu organismo la porción justa de agua, calcio, hidratos de carbono y proteÃnas que te hacen falta.
Las ingestas de media mañana o media tarde, puedes cubrirlas con una porción de cereal, una fruta o un yoghurt unas horas antes del almuerzo o la cena. Eso te permitirá llegar con poco apetito a las demás comidas, logrando comer de manera moderada.
Recuerda que las dietas estrictas no son la única forma de mantenerse en lÃnea, una buena alimentación, que aporte a tu organismo los nutrientes necesarios, es mucho más saludable.
Acompañar esta rutina de alimentación, con ejercicios, será otro factor clave para mantener en forma tanto el cuerpo cómo la mente.
Es importante, al igual que el ejercicio, que procures ingerir al menos dos litros de agua por dÃa, que son suficientes para eliminar las toxinas y perder peso.