En la actualidad la obesidad se considera una enfermedad que puede afectar a cualquier persona tanto niños como jóvenes o adultos, en el caso de las personas que están en una etapa de su vida donde la sexualidad es activa, el tema de la obesidad y su efecto directo sobre el sexo se ha convertido en algo común e importante de abordar.
Si bien algunas personas con sobrepeso dicen no tener problema alguno para vivir su sexualidad, la baja autoestima y la desvalorización de si mismas que tienen muchas personas obesas no colaboran para que el sexo sea satisfactorio.
No es sólo una cuestión de imagen, más allá de que la persona obesa sienta vergüenza de mostrar su cuerpo, tenga complejos o esté insegura; hay factores químicos que influyen en el deseo.
La grasa entorpece la circulación sanguínea y produce problemas hormonales como la baja producción de testosterona, responsable de encender la chispa sexual en hombres y mujeres.
Martin Binks, psicólogo clínico y director del Diet and Fitness Center del Centro Médico de la Universidad de Duke, explica que si bien existe un patrón cultural que ensalza la delgadez en exceso y que ejerce una influencia no del todo positiva en algunos individuos; la obesidad baja significativamente el rendimiento y la calidad de vida entre las sábanas.
Una investigación llevada a cabo por Binks y un equipo médico de la Universidad de Duke demuestra que las personas obesas son 25 veces más propensas a reportar problemas sexuales que aquellas que tienen un peso normal.
“Nuestro estudio demuestra que hay una diferencia considerable entre la calidad de vida sexual que llevan las personas que tienen peso normal y las que están muy excedidas de peso”, explica Binks. “Como la obesidad es una afección que crece a pasos agigantados, hay cada vez más gente que tiene problemas en la cama”.
El exceso de grasa, afirman los especialistas, afecta en la producción de hormonas responsables de despertar ese instinto sexual que ha asegurado la supervivencia de la raza humana. La testosterona es la responsable del desempeño sexual tanto masculino como femenino.
La hormona llamada DHEA es la encargada de controlar el estrógeno y la testosterona:,si una persona tiene sobrepeso considerable, su DHEA hará más estrógeno y menos testosterona. En otras palabras, la grasa hará que tenga menos hormonas de las que producen deseo y más de las que traen aparejada una falta absoluta de ganas de entrar en contacto corporal con otras personas.
“El sobrepeso impacta sobre la libido por una cuestión hormonal, pero también por otros factores”, opina Debbie Mandel, especialista en nutrición, preparación física y control de estrés.
Además de los bajos niveles de testosterona, dice Mandel, la persona obesa suele tener altos niveles de estrés, uno de los principales inhibidores del deseo.
Como si esto fuera poco, un cuerpo obeso suele tener sus vasos sanguíneos bloqueados por el colesterol, lo que dificulta la irrigación hacia el pene y hacia el clítoris.
Los hombres que sufren repetidos episodios de impotencia o las mujeres que no reciben estímulo en su zona pélvica terminan rechazando la idea de una relación sexual y sufriendo de una apatía absoluta, que se convierte en un círculo vicioso.