A dÃa de hoy para cualquier buen fondista, correr una maratón es señal de encontrarse en buena forma y dice mucho del estado fÃsico de aquellas personas que lo corren.
A lo largo y ancho del mundo, se celebran cientos de maratones todo el año. Algunos de ellos celebérrimos como el de Nueva York, o la San Silvestre de Madrid.
Los 42,5 km de distancia, son lo suficientemente duros como para atreverse a afrontar semejante empresa. Hombre y mujeres de todas las edades lo intentan.
Por todos ellos es sabido que esa distancia tiene su origen en Grecia, cuando un tal FidÃpides, corrió entre las ciudades de Maratón y Atenas para anunciar la victoria sobre los Persas, allá por el 490 a.C.
Sin embargo, lo que muy poca gente sabe es que, en la actualidad, existe una prueba de mayor recorrido y mucho me temo que de bastante mayor dificultad.
Se trata del Spartathlón. A pesar de ser ajena al mundo de los mortales, los ultra-fondistas, la conocen bien. Es una carrera que se extiende a lo largo de 250 km, entre las ciudades de Atenas y Sparta.
Esta prueba está restringida a unos cuantos elegidos, y no todo el mundo puede participar en ella. Hay que acreditar ser corredor ultra-fondista habitual.
La prueba se desarrolla, por lo general, entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre, y suele durar unas 40 horas.
El origen de esta prueba, aunque está muy lejano en distancia al Maratón, sin embargo tiene un origen muy próximo.
Se trata de los prolegómenos de la guerra contra los Persas que harÃa célebre al Maratón.
Solo unos meses antes, Atenas, ante la inminente invasión Persa, decidió solicitar la ayuda de la otrora potencia militar, Esparta, con el fin de rechazar esta operación.
Sin embargo, la proximidad de éstos, hizo que los atenienses tuvieran que enviar al más veloz de los veloces, FidÃpides, para rogar la ayuda espartana.
El ateniense logró cubrir la distancia entre ambas ciudades en apenas un dÃa, y al contrario que en Maratón, no cayó desfallecido.
En Esparta le recibió un jovencÃsimo Rey Leónidas, recién subido al trono, quien le prometió la ayuda requerida.
Finalmente, y aunque los Espartanos nunca llegarÃan a tiempo de luchar, FidÃpides volvió a Atenas a la misma velocidad con apenas un dÃa de descanso.
Por tanto, si un hombre del siglo V a.C. pudo recorrer esa distancia con los medios a su alcance, ya no teneis excusa para no honrar al ateniense.