Mandala, palabra proveniente del sánscrito significa de forma literal “cerco”, una superficie consagrada, pero del idioma sánscrito, no se puede, como ocurre con otros idiomas hacer una traducción literal y por ello, posee diversos significados como protector, talismán, círculo mágico.
Sin embargo, puede decirse que un mandala representa un diseño, reducido pero esencial del mundo, es una muralla que nos resguarda de la invasión de fuerzas que buscan disgregar nuestra consciencia y sirve que ésta vuelva a ser una unidad.
Un mandala son figuras que se encuentran incluidas dentro de un círculo y todas las formas básicas como cuadrado, triángulo, círculo, etc.
Se trata de diagramas místicos en los que las formas actuan entre sí de forma dinámica y forman patrones diferentes. Quienes lo practican saben decir que se trata de un puente que conecta el alma con la Divinidad.
Es un símbolo muy antiguo que se encuentra en la tierra desde la prehistoria y representa en su expresión al “Yo”. El mandala significa la certeza de que existe un centro y un contorno y es él el encargado de abarcar ese todo, por ello se lo conoce como el símbolo de la totalidad.
A nivel terapéutico su acción es profunda y su simple observación genera una inmediata identificación con el orden. Además, por el hecho de tratarse de una forma concéntrica y simétrica lleva a quien lo practica a lograr un estado de concentración profunda y orden interno.
Científicamente se ha comprobado que el diseño de un mandala tiene determinadas características que estimulan el hemisferio cerebral derecho, activando las endorfinas que son las sustancias que le indican al cuerpo sensaciones de bienestar y placer por ello el cuerpo todo se beneficia con la realización de este tipo de actividad.
Para trabajar este tipo de relación de consciencia, el acto de dibujar y pintar mandalas le enseña a la mente como concentrarse, para muchas personas se trata de una práctica sumamente estimulante y absorbente e incluso para aquellos que no tienen afinidad con el arte es posible que descubran algo valioso con la creación de un mandala.
Para realizar el diseño geométrico del cual se compone un mandala es preciso mantener la mente muy atenta para no distraerse y cometer errores ya que el dibujo necesita de disciplina, precisión, concentración, orden, exactitud y mucha paciencia.
El momento ideal del día para realizar un mandala siempre será el que la persona decida, muchas personas realizan pequeños mandalas como una forma de relajación mientras tienen una larga espera por delante o cuando se encuentran impacientes esperando algún acontecimiento como puede ser una llamada importante y también cuando desean conectarse con ellos mismos.
A pesar que no existe un lugar predeterminado para la realización de este tipo de ejercicio de diseño, lo ideal es buscar un sitio tranquilo y en lo posible que permita conectarse con la naturaleza, puede ser un balcón, jardín, una ventana por la que vea el cielo. No existen para este tipo de ejercicio una hora determinada, lo importante es poder concentrarse en el diseño, por lo tanto puede hacerse por la mañana al despertar si es que se está de humor para diseñar.
Es vital una buena respiración para mantener equilibrada la química corporal, si no se posee entrenamiento en técnicas de respiración “pranayama” se debe mantener una respiración profunda, consciente y nunca forzada, aquietar la mente prestando atención al aire que entra y sale del cuerpo.
Múltiples son los beneficios de la práctica de mandalas, como por ejemplo el permitir hacer con las propias manos un diseño bello estéticamente, trabajar el yo interior, las emociones y frustraciones.
Es especial para lograr un mejor autoconocimiento, flexibilidad tanto de pensamiento como de acción.
En el área consciente permite realizar un diseño hermoso y en el inconsciente se proyectan los contenidos de la forma en que son dibujados, seleccionados los colores y el desarrollo en sí del trabajo, ayudando a la concentración, el orden y la paciencia.
Para realizar un mandala sólo es necesario un block y un bolígrafo, luego a medida que se va gustando de este tipo de actividad pueden agregarse colores. También, pueden utilizarse regla, lápiz y compás o cualquier objeto que en principio sirva para diseñar los primeros círculos.
Pero lo más importante es en un comienzo tener paciencia para no desistir ante la primera tarea frustrada. La continuidad hará que se perfeccione la técnica y luego vendrá el placer y los demás beneficios.