Los edulcorantes del tipo aspartamo, o acesulfame, se emplean hoy en dÃa con toda normalidad para disminuir la ración calórica de alimentación diaria. Pero estas moléculas con poder endulzante no siempre son beneficiosas para la salud.
Edulcorantes y aportes energéticos
El gusto por lo dulce se desarrolla muy rápido, desde el comienzo de la vida intrauterina. PodrÃamos decir que es algo innato. Sin embargo, el azúcar es un nutriente muy calórico (4 calorÃas por gramo). Más vale, pues, no abusar. Sin embargo, nuestra alimentación moderna sigue una serie de controles para medir las cantidades que se ingieren a diario.
Si poca gente consume mucho azúcar natural (sacarosa), salvo las cantidades que se le añaden al café o al té, los alimentos industriales pueden aportar una serie de cantidades considerables. Basta con sumar los aportes diarios: reposterÃa, cereales en el desayuno, sodas, zumos de fruta, lácteos azucarados, etc.
Para suplir los aportes en azúcar, desde hace varios años se utilizan los edulcorantes intensos, que son unas moléculas con un fuerte potencial para endulzar los alimentos, pero sin calorÃas.
¿Existe algo daño para la salud?
Lamentablemente, la respuesta es SI. Los edulcorantes, y particularmente al aspartamo se le acusa de ser cancerÃgeno, a pesar de que esto no ha sido comprobado cientÃficamente.
La idea según la cual los edulcorantes estimulan el apetito y aumentan la ingesta de alimentos debe ser combatida. Los estudios basados en este tema muestran todo lo contrario, que los edulcorantes ayudan a reducir el peso corporal.
Los edulcorantes permiten una reducción de un 10% de los aportes calóricos diarios, es decir una reducción de 220 calorÃas al dÃa, o lo que es lo mismo, una pérdida de 200 g a la semana, o de 2,3 kg en 12 semanas, para un adulto que pesa 75 kg.
En conclusión, los edulcorantes aportan una ayuda eficaz para controlar los aportes energéticos. Saber utilizarlos correctamente puede ser beneficioso para la salud. Sin embargo, caer en los excesos en donde todo se edulcora puede ser perjudicial para la salud.