Estrés, frío, cansancio… Desde por la mañana hasta la noche, la espalda se ve sometida a muchas tensiones. Normalmente, lo que solo es una zona de incomodidad puede terminar por convertirse en algo realmente doloroso. Con el masaje podemos evitar precisamente que el dolor se instale, calmando la tensión, aportando mayor flexibilidad y movilidad. Veamos algunos métodos para el cuidado de la espalda.
Si bien es posible mantener la flexibilidad, y que un mínimo de actividad es fundamental para la forma física, puede ocurrir que un dolor aparezca de manera espontánea. Si aparece sin motivo alguno y de forma violenta, lo mejor es acudir enseguida a un fisioterapeuta o un médico especializado en columna vertebral.
Evidentemente se puede tratar de un lumbago o de una vértebra desplazada. Son problemas que pueden tener muchas repercusiones si no se toman en serio. Pero si nos sentimos un poco rígidos, un poco bloqueados, con ciertas zonas de incomodidad, entonces un masaje específico puede ayudar a recuperar mayor bienestar.
El Shiatsu para eliminar las tensiones físicas y emocionales
Parecido a la acupuntura, actúa sobre los meridianos, los canales de energía que recorren el cuerpo según la medicina tradicional china. El fisioterapeuta no utiliza agujas, sino los pulgares, por presión. Durante una sesión, que se desarrolla estando vestido, tumbado sobre un futón, el fisioterapeuta busca, recorriendo el cuerpo, los puntos dolorosos a lo largo de estos meridianos.
Y es que estos puntos de alerta, si señalan una disfunción, son igualmente puntos de tratamiento. Al trabajarlos, el fisioterapeuta permite que la energía circule mejor, y por tanto que los dolores se reduzcan.
Si el Shiatsu es interesante para combatir el dolor de espalda, lo es ante todo porque actúa a un doble nivel. El profesional trabaja en totalidad la columna vertebral sobre el meridiano de la vejiga y los puntos llamados “shu” que la recorren. A través de estos puntos de unión asociados a diferentes órganos, el profesional puede tratar por presión y a distancia el origen del dolor. Origen que normalmente no se sitúa directamente en la espalda.
Pero el Shiatsu no se contenta únicamente con actuar sobre las causas puramente físicas del dolor de espalda. La segunda rama del meridiano de la vejiga, que se sitúa a la altura de los omoplatos suele ser muy interesante porque trabaja más el plano emocional, permitiendo eliminar las tensiones psicológicas.
Hablamos de un trabajo más útil, menos directo que sobre los órganos, pero que demuestra bien que el Shiatsu es un tratamiento del cuerpo y del espíritu, particularmente adaptado a la complejidad de los problemas de espalda.
La osteopatía craneal para recuperar mayor flexibilidad
La osteopatía craneal sitúa la solución al nivel de la primera cervical, entre el sacro y el atlas. El hecho de trabajar esta zona permite reducir las tensiones que se concentran en el envoltorio que protege los nervios. Una zona sometida a tensión que la osteopatía permite rectificar suavemente, gracias a un masaje muy ligero.
El trabajo del osteópata parece a realizarse a la superficie, pero en realidad, es mucho más profundo. La evidencia demuestra que normalmente, cuando se quiere trabajar directamente en profundidad, el cuerpo se bloquea, y entra en tensión. Con un masaje mucho más fluido, se obtienen mejores resultados.
Las sesiones duran aproximadamente entre 20 y 25 minutos, y permiten recuperar mayor movilidad a nivel del sacro. A partir de ahí es posible bajarse, y volverse fácilmente, ganando en flexibilidad a nivel de las cervicales.
Es mucho más fácil girar la cabeza hacia la derecha o hacia la izquierda. En una palabra, se recupera mayor flexibilidad en aquello que parecía entorpecer el movimiento, tanto físico como con relación a los demás y al resto del mundo.