Si hay una cosa que más puede beneficiarnos en todos los aspectos, es la la piscina en nuestros primeros meses de vida. Es altamente conocido que el medio acuático es un ambiente, más allá de la duda razonable, que mejorarán nuestro crecimiento y nos dotarán de una serie de principios y de habilidades que podemos fácilmente necesitar a lo largo de nuestra vida, por ello, que mejor que empezar en edades tempranas.
Es cierto que los expertos no se ponen del todo de acuerdo en que edad es la mejor para iniciar a los bebés en el agua, pero la franja de edad siempre está alrededor de los dos meses de vida a los ocho. Sin duda, como vemos, se trata de unos pocos meses de vida, asà que podemos empezar sin miedo. Una de las cosas más sorprendentes, en que mientras menos edad, los bebés aun tienen memoria de cuando estaban dentro de sus madres, y por ello tienen mucho menos miedo al agua, y cierran de forma instintiva la glotis, haciendo que sea casi imposible que se ahoguen, incluso también tendrán por instinto una serie de reflejos importantes para flotar.
Hasta que pasen unos meses los bebés no tienen la capacidad muscular suficiente para conseguir valerse por si mismos en el agua, por eso hay que acompañarles en sus primeros pasos. El agua les hará mejorar de forma manifiesta todo lo que viene siendo coordinación, crecimiento y adaptación al medio acuático, cosa que no está nada mal si pretendemos que nuestro futuros hijos e hijas sean capaces de saber nadar, con estos primeros contactos con el agua todo será mucho más fácil.
Pero no todo es fácil, además de garantizar la piscina, es altamente positivo que el ambiente sea de confianza y de seguridad, por ello, la música, los juguetes y que el agua este a una temperatura adecuada son algunos elementos básicos a tener en cuenta. Hay muchas piscinas que ofrecen estos servicios, y la sensación para las propias madres y padres también es muy placentero, ya que también les sirve para ir canalizando su sufrimiento desmesurado por la seguridad de los bebés.