Esta semana la foto de Lizzi Miller, una modelo estadounidense luciendo michelines sin complejos en la revista Glamour, ha reabierto el debate público en los Estados Unidos acerca de los canones de belleza.
Lizzi es una veinteañera de 1,80 de estatura y 80 kilos de peso, algo poco común para una modelo profesional actual pero si para las “personas normales”. Gracias a lucir sin miedo sus “michelines” Lizzi se ha convertido en una estrella de la noche a la mañana.
«Yo antes estaba acomplejada de mi panza en bikini porque no estaba plenamente en forma. Pero no es sólo lo físico. Si tú caminas por la playa en bikini con confianza y te sientes sexy, la gente te verá así también», cuenta Miller y explica que “la foto no es la más halagadora pero no está retocada. Yo estaba doblada y es real».
El sitio de la revista obtuvo un record de visitas y los halagos de las mujeres que se sienten identificadas con ella colapsaron la redacción.
Lizzi se convirtió en la punta del iceberg de un problema tan grave como son los canones de belleza, los problemas alimenticios de las modelos y el mensaje que éstos transmiten a los más jóvenes.
¿Servirá de algo este mensaje o sólo se trata de una treta marketinera de la revista Glamour? Por otro lado, ¿No creen que es mejor una mujer así? Más de donde agarrarse dicen…