La práctica del “piragüismo”, también conocido como canotaje o kayak, se practica en un tipo de embarcación muy liviana, para uno , dos o cuatro competidores (nunca tres). Esta canoa esta fabricada con fibra de vidrio o plástico dentro de las más comunes, pero también puede estar hecha con kevlar (usado en trajes de astronautas) o fibra de carbono, si se trata de canoas de competición profesional.
Los competidores utilizan como elemento de propulsión una pala (mal llamada como remo) que puede ser en uno de los extremos del cabo o palo de agarre, o de dos palas si tuviera una en cada punta, cuando la embarcación es un kayak, será de pala doble y si se trata de canoa la pala será en un solo extremo.
Existen varias categorías en este deporte, diferenciadas por sexo y por edad de los atletas, iniciándose con alevín, para continuarse con infantil, cadete, junior y senior. A cada aumento de categoría, también aumenta la distancia y dificultad de la competición, siendo necesaria una preparación física de alta perfomance para los deportistas profesionales.
El piragüismo se realiza sentado en la embarcación, siendo el tren superior, el que realiza el mayor esfuerzo, principalmente brazos, hombros y espalda, como también los músculos de la región abdominal y por tratarse de un deporte de gran explosión muscular, las lesiones son muy frecuentes, para lo que se deben tomar algunas precauciones.
El deportista debe ejecutar movimientos amplios de gran intensidad y largo recorrido, que activarán la musculatura de los brazos y la espalda. Además, los movimientos simétricos son vitales para evitar lesiones, por lo que se necesita ser especialmente cuidadoso con esta práctica.
Lesiones más comunes en la práctica del piragüismo
Remar es un movimiento secuencial de la parte superior del cuerpo y si se repite durante un tiempo prolongado puede provocar una lesión crónica por sobreesfuerzo. La mayoría de las lesiones se producen por el contacto inicial entre la paleta y el agua y se concentran en el hombro, el codo y la espalda baja.
En general pueden darse:
- Tenosinovitis (inflamación del tendón)
- Tendinitis
- Sobrecargas
- Contracturas agudas y crónicas
- Esguinces o distensiones, por lo general del antebrazo y la muñeca.
En el hombro
- Esguince clavicular
- Contractura del trapecio, infraespinoso o pectoral mayor
- Tendinitis del bíceps braquial (porción larga)
- Tendinitis de inserción del pectoral
- Tendinitis del supraespinoso
- Microtraumatismo
- Bursitis subacromial por repetición
- Desgarro del manguito de los rotadores o roturas fibrilares
En codo y muñeca
- Epitrocleitis
- Tendinitis de los radiales
- Epicondilitis proximal (por el repaleo) o distal (por compresión)
- Síndrome del túnel carpiano
- Compresión del nervio cubital (canal de Guyon)
Es muy importante no llegar a lesiones crónicas, las que por su carácter permanente se transforman en difíciles de revertir y cuando se consigue hacerlo, rápidamente aparecen nuevamente ni bien se vuelve a la práctica de este deporte.