Procedente del Oriente y de África del norte, el hamman ha sido siempre una fuente de belleza, tanto para mujeres como para hombres, en el mundo entero. Hoy en día, se recomienda tras finalizar algún tipo de actividad deportiva, o simplemente como momento especial de descanso. El hamman ya forma parte de nuestra rutina cotidiana.
Desintoxicación perfecta
Con una temperatura que se acerca a los 50º, el hamman, al contrario que la sauna, ofrece un calor 100% húmedo. Este vapor de agua es muy beneficioso para nuestro cuerpo. No sólo limpia todas las impurezas y las células muertas de la piel gracias a la dilatación de los poros, sino que actúa en el interior del organismo.
Adiós al resfriado
El hamman es ideal cuando se tiene un resfriado, porque ayuda a despejar las vías respiratorias, los senos, y los bronquios. Si añadís algunas gotas de aceites esenciales de eucalipto en el interior, recuperareis una respiración clara y fácil en pocos minutos. El resfriado se cura y desparece con rapidez. Practicado regularmente, el hamman tiene una acción beneficiosa para combatir el asma y las alergias.
Recuperación muscular
Otro de los muchos beneficios del hamman es que después del esfuerzo físico, el calor ayuda a la recuperación muscular, distendiendo considerablemente las tensiones. Las agujetas del día siguiente apenas se notan. El principio es el mismo que el que se desarrolla para combatir los resfriados: el hamman ayuda a luchar contra los dolores, porque el calor distiende los músculos dolorosos.
Antiestrés
Más allá del aspecto físico, el hamman tiene un efecto muy beneficioso sobre el estado de ánimo. Protegido de los ruidos externos, de la gente y del estrés, el hamman ofrece una auténtica cápsula de relajación. El calor tiene la ventaja de calmar el sistema nervioso y de hacernos un poco más zen. Al igual que después de un buen baño caliente, tumbado sobre la toalla, sin luz agresiva, ni movimientos a nuestro alrededor, el hamman ofrece una pausa de bienestar considerable, influyendo sobre la calidad de nuestro sueño.