En la sociedad moderna los cambios en el estilo de vida junto con el traslado de las grandes poblaciones hacia áreas urbanas trajeron en su mochila una nueva faceta de la situación de salud, las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles. Situación ésta que es compartida entre los países en vías de desarrollo y los desarrollados.
Este tipo de enfermedades tienen características en común, como el estilo de vida, su evolución progresiva, algunas de ellas son las que condicionan o favorecen la aparición de otras dolencias y por lo general se manifiestan por primera vez agudizando alguno de los problemas que las acompañan.
Dentro del grupo de estas enfermedades crónicas no transmisibles encontramos: la obesidad, problemas cardio y cerebro vasculares, hipertensión arterial, diabetes, problemas de articulaciones y cáncer.
Sin embargo, la obesidad es el denominador común y la base sobre la cual pueden desarrollarse o estar favorecidas el resto de las enfermedades que se han mencionado.
El papel de la obesidad es trascendental en el aumento en el riesgo de sufrir las otras patologías y su influencia puede ser directa o indirecta al crear las condiciones para que las otras enfermedades se agraven.
Tanto el volumen de grasa corporal total como su manera de estar distribuida en el cuerpo, es un factor preponderante para que los riesgos en la salud se incrementen, por ejemplo cuando este volumen de grasa se instala a nivel abdominal, siendo en estos casos más frecuentes los problemas de hipertensión arterial, infartos y diabetes.
Estadísticamente el riesgo de sufrir enfermedades del corazón se da más en hombres que en mujeres antes de los cincuenta años de edad pero la mayor acumulación de grasa en el abdomen puede influir para que esa diferencia desaparezca.
Otra enfermedad que se encuentra íntimamente ligada a la obesidad es sin lugar a dudas la hipertensión arterial, estadísticas y trabajos realizados al respecto han demostrado que en muchos de los casos de padecimiento de esta enfermedad existe un exceso de peso importante y esto puede verse más en personas jóvenes. Por otra parte también ha quedado demostrado que el bajar de peso genera en forma paralela la disminución gradual de la tensión arterial.
En cuanto a la obesidad y su incidencia en el padecimiento de cáncer, se ha comprobado que las mujeres con sobrepeso manifiestan un riesgo mayor a sufrir tumores malignos de útero y en los senos, en tanto que en los hombres el cáncer está más asociado con tumores en el intestino grueso y vesícula y es de resaltar, que esta asociación puede verse aún cuando los depósitos de grasa son moderados.
La diabetes en tanto, es una dolencia que posee un importante componente genético, pero de todas maneras se ha observado en una proporción de hasta diez veces más entre personas que padecen de obesidad moderada y el porcentaje de individuos que padecen de diabetes tiene un aumento proporcional con la gordura.
Los problemas articulares por su parte, con el incremento anormal de los niveles de ácido úrico son la explicación para problemas muy dolorosos en las articulaciones, como la enfermedad llamada “gota”, aumentan a medida que lo hacen los depósitos de grasa. Si esto lo unimos al efecto dañino que el exceso de peso causa sobre la columna vertebral, rodillas, cadera y tobillos nos dará como resultado que la obesidad es uno de los factores que más influye en los problemas de articulaciones.
Sin embargo, todas estas enfermedades crónicas pueden ser prevenidas y hasta superadas si se adoptan medidas como por ejemplo el adoptar un estilo de vida saludable, con una alimentación equilibrada, la realización de actividad física de forma habitual y la toma de
Afortunadamente, todas estas situaciones y las demás calificables bajo los parámetros aquí definidos, pueden prevenirse y superarse con la adopción de un estilo de vida saludable, caracterizada por una alimentación equilibrada, un buen nivel de actividad física y la toma de providencias para mantener el estrés bajo control.