Debemos darle la espalda a la creencia popular de que un calzado de montaña o senderismo debe ser de caña alta. Los zapatos con menor caña están haciendo furor desde hace algunos años, y además vienen equipados con mejores tecnologÃas, y pueden ofrecer unos rendimientos óptimos a la hora de escalar o recorrer nuestros senderos preferidos. Pero cuidado, los deportistas con tobillos frágiles no deben usarlos.
El confort
Por un lado, el confort inmediato que se resiente en el momento de ponerse e calzado es de rigor. Por otro lado, el confort durante la marcha se traduce por la presencia o no de zonas de presión, y sentir de una forma más o menos pronunciada el relieve que está en el suelo (suela demasiado blanda).
La adherencia
Para juzgar la adherencia, cada zapato debe estar sometido a todos los tipos de terrenos inestables: roca húmeda o ultralisa, hojas secas en el suelo, tierra blanda y que se desprende.
La protección
La sensación de ir seguros en terreno técnico, a nivel de los dedos de los pies, a nivel del empeine, a nivel del talón es una cuestión de vital importancia. Una bota o zapato de montaña debe garantizar una correcta sujeción a todos los niveles del pie.
Los cordones
Tanto el sistema de cordones como la facilidad para anudar el zapato debe tomarse en consideración a la hora de escoger un buen calzado de montaña, especialmente para garantizar que durante la marcha los nudos de los cordones no se deshagan. Un pie bien sujeto suele ser una garantÃa de seguridad a la hora de pisar el terreno, especialmente si éste es inestable.
La impermeabilidad
La capacidad de no filtrar el agua tras meter el pie de uno a dos minutos en quince centÃmetros de agua es muy importante. Hablamos de la altura del cuarto ojal de los cordones). La mayorÃa de los zapatos de montaña y de senderismo ofrecen una membrana impermeable con costuras sólidas a nivel de las lengüetas que impiden que el agua penetre.