Con la llegada del buen tiempo comienzan a elevarse las temperaturas y se hace mas patente la necesidad de ingerir líquidos para prevenir la deshidratación, tanto cuando practicamos algún deporte como en las actividades habituales.
Según un estudio muy reciente de la Universidad de Birmingham, publicado el mes pasado en el Journal of Physiology, un grupo de investigadores midieron con resonancia magnética nuclear el efecto de bebidas dulces sobre el cerebro de ciclistas durante un entrenamiento.
Los resultados pueden aportar luz para explicar porqué tomar bebidas con glucosa mejora más el rendimiento físico que tomar bebidas dulces pero que no contienen glucosa sino sacarina.
Las imágenes del cerebro muestran que, con las bebidas con glucosa se activan unas áreas del cerebro distintas y que son las responsables del control motor y la recompensa.
Varios estudios publicados recientemente, nacionales e internacionales, ya habían descubierto que la diversidad de bebidas disponible para el atleta (agua, zumos, refrescos y demás) favorecía su mejor hidratación y rendimiento, durante el esfuerzo y después del ejercicio pero no se sabía el porqué.
Cuando falta agua, disminuye la capacidad de rendimiento. Toda pérdida de agua no repuesta conlleva alteraciones que no sólo se manifiesta en la disminución del rendimiento físico, sino en la aparición del riesgo de sufrir un cuadro grave como el golpe de calor, cuando suben las temperaturas. Una pérdida del 2% del peso corporal reduce la capacidad de rendimiento en valores cercanos al 30%.
Hablar de ingerir algo que restaure las condiciones de homeostasis (tendencia del cuerpo a mantener el equilibrio fisiológico compensando su química) tras la realización de un esfuerzo físico es hablar de reponer todo aquello que el organismo ha perdido durante dicha actividad.
En este sentido, el agua sola, aunque atenúa la deshidratación e hipertermia (elevación de la temperatura) que se produce con el ejercicio físico, no consigue mejorar la concentración de iones perdidos durante el esfuerzo, como indicaron los datos de otro estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha. Como resultado de esta pérdida de carbohidratos y/o minerales se reducía la fuerza en las piernas de los ciclistas que participaron en el experimento.
Ingerir más líquidos
El estudio MURCIA es un trabajo cruzado de intervención nutricional, unicéntrico, abierto, aleatorizado en la secuencia de ingesta de las bebidas del estudio. La muestra incluyó a 26 deportistas mayores de 18 años y las pruebas de esfuerzo se realizaron en el Laboratorio de Fisiología del Ejercicio de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.
Los participantes fueron informados oralmente y por escrito de la metodología del estudio así como de los posibles efectos indeseables que podían aparecer como consecuencia de las distintas determinaciones que se iban a realizar (pruebas de esfuerzo y extracciones sanguíneas).
Cada individuo realizó cuatro pruebas de esfuerzo en ergómetro de cinta continua. Tras la realización de la primera prueba, se le indicaba la necesidad de anotar la ingesta de cualquier líquido que consumiese el día anterior y posterior a la realización de las tres pruebas siguientes y se le preguntaba acerca de su bebida preferida para ingerir durante o después de la actividad física.
Las tres pruebas siguientes que desarrollaría el deportista se diferenciaban únicamente en el tipo de líquido que podría consumir en cada una de ellas, aumentando el arsenal de líquidos disponible, incluyendo bebidas con sabor.
Los resultados presentaron un dato concluyente: “Los individuos consumen mayor cantidad de líquidos en aquellas pruebas en las que el sujeto dispone de un conjunto de bebidas con sabores a su disposición o mayor diversidad, sobre todo en este segundo caso”. Es decir, la diversidad de bebidas disponible favorece la hidratación del deportista.
Igualmente, en las pruebas en las que el individuo dispone de diversidad de bebidas a consumir suele consumir un importante número de ellas, mientras que el incremento en el consumo de líquidos en las pruebas en las que el individuo dispone de diversidad de bebidas disminuye la pérdida de peso provocada por la deshidratación.
Trabajos internacionales
El ejercicio –necesario para huir de la vida sedentaria y el aumento de temperatura por los efectos del verano- aumenta la transpiración, la pérdida de agua y, por consiguiente, aparece la necesidad perentoria de líquido.
Uno de los grandes enemigos del buen tiempo y del incipiente calor es la deshidratación, que aparece unida a los siguientes síntomas: dolor de cabeza, cansancio y falta de concentración. Este problema se hace más acuciante en ancianos y niños, los dos núcleos de la población más expuestos a la deshidratación. Y, por supuesto, en los deportistas.
En el estudio “Efectos del consumo de carbohidratos en el ejercicio físico y la actividad intelectual”, publicado en febrero por la revista Journal of Physiology, se intentó determinar cómo afecta al rendimiento físico el consumo de soluciones con glucosa, maltodextrina y endulzante artificial. El segundo objetivo consistía en utilizar imágenes de resonancia magnética funcional para identificar las regiones del cerebro activadas por dichas sustancias.
Los datos concluyen que los resultados del ejercicio mejoran cuando se ingieren carbohidratos debido a la activación de regiones del cerebro que participan en el control motor y la recompensa.
Además, la Comisión Europea de Alimentación, en su informe sobre composición de los alimentos necesarios para el deportista declara que existe amplia evidencia científica para afirmar que “durante el ejercicio físico prolongado el consumo de bebidas que contengan carbohidratos y electrolitos, en particular sodio, mejora el rendimiento”.
Igualmente, añade que “la ingestión de cafeína antes de iniciar una actividad física, incluso en bajas concentraciones (es decir, entre 3 y 8 mg/kg), aumenta el rendimiento en el ejercicio de resistencia prolongada y en el ejercicio intenso de corta duración”.