La tendinitis es un dolor fuerte que muchos deportistas conocen, y que requiere normalmente varias semanas para su recuperación total. No obstante, es relativamente fácil prevenir su aparición.
Inflamación de uno o varios tendones: la tendinopatía suele localizarse cerca de una articulación que impide cualquier movimiento del miembro afectado, en función del grado de afectación. Al principio es molesta, por eso una tendinitis mal curada puede convertirse en un suplicio bastante doloroso que puede llegar a degenerar. A veces requiere una operación quirúrgica.
Beber mucha agua
El cuerpo produce sin cesar gran cantidad de residuos que circulan por el flujo sanguíneo. Al igual que la alimentación, el esfuerzo físico, la oxidación orgánica participan activamente de la acumulación de estos residuos que drenan los líquidos corporales (sangre). Si el drenaje es insuficiente, los depósitos se forman sobre los tendones, se solidifican, cristalizan y provocan en cada movimiento de la articulación un dolor intenso.
Se debe estar atentos a las sensaciones, el feedback del cuerpo que envía las señales de alerta (pinzamientos, molestias al realizar algún gesto, aparición de enrojecimientos)… Una tendinitis aparece la mayoría de las veces en espacios de mala hidratación, durante o fuera de las actividades deportivas, y se manifiesta normalmente durante el esfuerzo, cuando los músculos están calientes.
Si bien es fácil de detectar, una tendinitis, por el contrario, cuesta quitarla. Regla número 1: beber para facilitar el movimiento de las articulaciones y limpiar los tendones de las cristalizaciones formadas por el ácido úrico.
Ácido úrico y urea, un cóctel tóxico
Las tasas de ácido úrico y la urea determinan el nivel de eliminación de los residuos derivados de la degradación alimenticia, y concretamente de las proteínas. Una tasa sanguínea y urinaria elevada, constituye una de las pruebas flagrantes de una mala hidratación, que engendra fatiga muscular, y riesgo alto de padecer una tendinitis.
Estudios han demostrado que sólo el deporte puede engendrar una subida del ácido úrico (explicándose por una mala hidratación) y que el aporte de carne en las 6 horas posteriores al esfuerzo no tiene ninguna incidencia sobre las tasas de ácido úrico. Para terminar, dejemos claro que un aporte en proteínas magras animales es un plus para la reparación muscular después del esfuerzo (carne, pescado, huevos, lácteos) puesto que estos alimentos contienen proteínas de alto valor biológico.