La alimentación ha estado unida al hombre por siglos, desde la prehistoria hasta hoy día, y al parecer las sopas han sido la comida preferida de muchas generaciones.
Según registros, los griegos consumían sopas de habas; los hebreos hervían carne con determinados cereales; en China los campesinos se alimentaban con sopas de arroz; y los bizantinos preferían las sopas de pescado con verduras y especies.
En la Edad Media, la elaboración de sopas comenzó a ser muy común, pues empezaron a fabricarse utensilios de cocina como ollas y cazos en cada hogar. Los ingredientes que se solían utilizar eran carnes, aves y pescados, habas, huevos, guisantes, calabaza, hinojo y arroz. Con la llegada de las especies y otras hierbas aromáticas, la sopa se convirtió en una deliciosa comida llena de sabores.
En épocas recientes, en algunas áreas de Francia, se elaboraba una sopa con leche de cabra y castañas blancas secas que se espesaba con fideos o con pequeños macarrones.
Pero vayamos al tema que nos toca en esta nota, poner en práctica nuestras dotes culinarias. Es por eso que hoy les enseñamos una receta saludable elaborada con sopa, se trata del tan conocido “caldo de pollo” cuyos ingredientes son: 1 zanahoria, 2 puerros, 1 apio, 1 cebolla mediana, varias acelgas, y 2 muslos de pollo.
Para la preparación se necesita colocar en una cazuela bastante grande y llena de agua todo lo enumerado, y dejar cocinar a fuego muy lento durante dos horas. Luego colar tan pronto el caldo adquiera todo el sabor de los alimentos.
Esta receta se suele utilizar cuando aparecen casos de gripe o fiebre. De manera que el pollo hervido también se puede ingerir pues es muy sano y sin grasa, y ayuda a nutrir de manera saludable a la persona que está enferma.
Con esta receta llegamos a la conclusión de que las sopas presentan cualidades nutritivas no sólo porque son fáciles de masticar y más digestivas sino también porque contienen vitaminas y minerales que desprenden los alimentos con los que se elaboran.