Tras varios años de uso en el campo de la paramedicina y de la medicina, el calor infrarrojo proporcionado por el material especialmente equipado para ello, ha demostrado claramente sus beneficios para la salud. La sauna está pensada para eliminar las toxinas a través de la purificación por transpiración. En efecto se trata de una técnica innovadora.
Los experimentos efectuados en laboratorio han permitido afirmar que esta nueva técnica no presenta ningún tipo de riesgos para la salud. A pesar de que los efectos obtenidos en la sauna tradicional y por infrarrojos no son los mismos, los resultados son similares.
Una sesión de sauna permite mejorar la irrigación sanguÃnea de los tejidos cutáneos y la absorción de oxÃgeno. Si la transpiración está compuesta de 97% de agua en la sauna tradicional, la cabina de sauna de infrarrojos permite la evacuación de un 80% de agua y 20% de grasa y de otros elementos nocivos.
A través de estos datos se pueden ver unas diferencias considerables en cuanto a la capacidad de eliminación de toxinas ofrecida por cada método. No obstante, la piel respira mejor después de una sesión de sauna, independientemente de la técnica utilizada. La diferencia se encuentra en las tasas de toxinas eliminadas.
Los beneficios y ventajas de la sauna de infrarrojos
La sauna de infrarrojos se diferencia de la sauna tradicional por su capacidad para calentar el cuerpo en profundidad, sin que la temperatura ambiente varÃe. La eficacia de esta técnica se explica por la capacidad que el calor infrarrojo de penetrar en el cuerpo hasta una profundidad de 3 centÃmetros, provocando una enorme cantidad de reacciones beneficiosas.
En efecto, la temperatura interna aumenta, conllevando la aceleración del metabolismo y de la circulación sanguÃnea. Este método innovador favorece el confort de los usuarios y evita en el organismo que se sufran ciertos inconvenientes que habitualmente se padecen en una sauna tradicional.
Si se comparan los beneficios de una sesión de 30 minutos en una sauna de infrarrojos a una temperatura de 40º, y el mismo tiempo en una sauna tradicional a una temperatura de 80º, está claro que la primera elección es más agradable y ventajosa que la segunda.
Cabe destacar que la sauna de infrarrojos no produce humedad, es fácil de montar y se puede instalar en cualquier lugar de la casa.