La restricción cognitiva es una expresión empleada por los especialistas del sobrepeso y de los desarreglos alimenticios para definir los regÃmenes adelgazantes en sentido amplio. Se trata del hecho de querer restringir de manera consciente la alimentación para adelgazar.
Comer de forma compulsiva
En definitiva, la restricción cognitiva nos aleja de una alimentación intuitiva, de un comportamiento alimenticio donde la atención se centra ante todo en las sensaciones. El control mental voluntario y consciente sustituye a los mecanismos neurofisiológicos inconscientes.
Restricción cognitiva ligera: «Sé que tengo hambre pero no debo comer». Es decir que siento hambre, pero decido no echarle cuenta. Durante un tiempo, esta manera de actuar permite seguir un régimen y conseguir adelgazar. Hasta una eventual dificultad.
Restricción cognitiva moderada: «Sé que ya no tengo más hambre, pero no consigue parar». Las emociones negativas toman la delantera, el sentimiento de culpabilidad es fuerte. La persona se siente incapaz y esto conduce a comer todavÃa más.
Restricción cognitiva severa: «No sé si todavÃa tengo hambre o si he comido lo suficiente». Las sensaciones alimenticias son débiles, intento únicamente controlar la situación mentalmente, pero no lo consigo. Por consiguiente, uno se siente vulnerable.
Restricción descompensada: «Como sin hambre y no controlo nada». No se tiene ningún tipo de control mental y las sensaciones alimenticias está a cero. Las emociones extraalimenticias me invaden: la angustia por no controlar nada, la impresión de ser incapaz de seguir un esquema de un régimen y de adelgazar, la culpabilidad.
Finalmente, la restricción cognitiva conduce no a un peso satisfactorio, sino a una relación perversa con la comida, hecha de ansiedad por engordar y de culpabilidad. Y es que este control absoluto que se querrÃa tener sobre la alimentación no se puede mantener. Por otro lado, se olvidan los aspectos gustativos y gastronómicos de la alimentación, que son esenciales, se quiero o no adelgazar.
Las terapias cognitivocomportamentales dan prioridad al trabajo sobre las emociones y las sensaciones alimenticias, único medio de recuperar una relación serena con la comida y poder alcanzar asà un peso equilibrado.