Quizá, uno de los deportes más populares y con más practicantes, pero a la vez menos reconocido y con más tópicos a sus espaldas.
La primera imagen que nos viene a la cabeza sobre la petanca es a hombres de avanzada edad y que combinan el deporte con el alcohol el tabaco, en una especie de catarsis anti saludable de proporciones considerables.
Lejos de esta imagen, la petanca también tiene un gran núcleo de jugadores jóvenes, y en las competiciones de nivel, hay que reconocer que se requiere un esfuerzo considerable y una técnica elaborada y entrenada.
La petanca, es un juego de origen griego, introducido por los galos en la Europa más occidental. Su principal núcleo moderno de expansión fue las tierras de la occitana francesa, y su expansión sobre todo en Catalunya y el norte de Italia.
Actualmente son estas tres las zonas con un alto nivel de practicantes, que llegan a nivel de fichas federativas a cifras nada envidiables con otros deportes más “generalistas”.
El objetivo de este juego es simple, intentar dejar una bola lo más cerca posible de otra más pequeña. Para ser exactos, en un terreno de juego de cerca de 14 por 4 metros de amplitud. La pelota pequeña se la llama boliche, y la grande simplemente bola. Esta segunda debe ser metálica, con un peso consistente, y su caída es totalmente libre.
Los dos elementos técnicos principales son el “apuntar” y el “lanzar”. El primero es el acto de intentar lanzar la pelota lo más certeramente posible, y el segundo, el lanzamiento de la misma en sí. Las partidas se realizan a 13 puntos, y pueden jugarse de forma individual, por parejas, tríos o equipos.
Como vemos, la petanca es también un juego de combinación, y un deporte excelente para las personas con movilidades más reducidas o simplemente aquellas personas que quieren socializarse a través del deporte. Por la facilidad del terreno de juego, es muy habitual encontrar este tipo de pistas en los parques de las ciudades.