Khalid Askri, portero titular del equipo de fútbol FAR de Rabat saltó a las portados del mundo hará 15 dÃas al recibir uno de los goles más tontos de la historia. Eventualmente, no creo que sea el gol más tonto de la historia, ya que el fútbol, como cualquier deporte, nos proporciona anualmente momentos mÃticos de caos y descontrol. Aún asÃ, en una tanda de penaltys de una ronda de la Copa de Marruecos, este portero logró adivinar la trayectoria del balón, que paró, entonces Askri se fue a una banda dándose golpes en el pecho orgulloso de su acción.
Tal era la tensión, que el portero no se fijó si la pelota habÃa ido hacÃa afuera o dentro, y asà fue, la pelota fue poco a poco caminando, y entró, mientras el portero seguÃa con sus celebraciones burlonas hacÃa el público. Esto propició que su equipo quedara eliminado y él fuera la comidilla de medio mundo.
Hace un par de dÃas, en un partido de liga, este mismo portero, protagonizó otra jugada cómica, en una cesión, bastante mala de un compañero, un rival logró dar una patada al balón y metió gol.
El portero, muy afectado, empezó a correr hacÃa el medio campo, en dirección a los vestuarios. Primero se habÃa quitado la camiseta, y corriendo se quitaba los guantes. Era evidente que abandonaba. Era tal su vergüenza que no podÃa continuar en el campo. Nadie le replicó lo contrario.
Es un ejemplo muy práctico de la confianza de los deportistas, una confianza en uno mismo que nunca se debe perder, porque cuando se pierde es cuando empiezan a suceder cosas malas, errores y situaciones cómicas que no deberÃan pasar. Este portero nos da un ejemplo de muchas cosas: la primera es que hay que acabar siempre una jugada, o puede pasar cualquier cosa, segunda que hay que ser modesto, ya que la prepotencia y el creerse el mejor solo provoca que no estemos 100% concentrados en el juego, y lleguen los errores, tercera y última lección es que tan fácil eres el mejor como el peor, y que por ello, el trabajo y la confianza con tus compañeros y entrenador debe ser siempre vital.