Entre tantos eventos deportivos, jugadores famosos y récords increÃbles muchas veces nos olvidamos justamente de los culpables de que todo este circo continúe existiendo: los aficionados.
Por supuesto muchos de los que nos visitáis sois deportistas natos, y os gusta ejercitaros e intentar estar en forma, pero hablo de aquellos aficionados de los deportes de equipo, que dan su corazón en la grada a cada partido para animar a los suyos, y que estos les hagan sentir especiales, importantes y únicos.
Estos dÃas nos ha llegado una lección muy importante de lo valioso de este sentimiento en las gradas, y de su propio poder, se trataba del partido del Iraklis, un equipo de baloncesto griego, de hecho, se trata del colista de la liga griega, y por ese motivo, al finalizar el partido de nuevo con derrota, los aficionados de la pista que estaba llena hasta la bandera les gritaron que lanzaran sus camisetas en la mitad de la pista, ya que no se merecÃan llevarlas. De esta guisa, los jugadores empezaron a dejarlas ante los abucheos apabullantes de su propia afición. Esa noche seguro que los jugadores no durmieron con toda la tranquilidad habitual.
Este pequeño detalle nos da un poco la dimensión y la importancia de los aficionados. Por ejemplo, también otro detalle pero a nivel inverso, cuantos equipos de fútbol sacan sus partidos adelante gracias al arrojo y los ánimos de su público, que animando incondicionalmente consiguen que las fuerzas bajen del contrario y las suyas se vuelvan aún más fuertes por encima de sus condiciones.
De eso se trata sin duda lo que debe hacer un aficionado. Pero muchas veces algunos jugadores se olvidan de su propia afición, ya que están en tal nube que no dan importancia al hecho de que les sigan y admiren, lo ven como algo tan normal que les lleva a cometer errores importantes, y cuando más necesitan a su afición, a no tenerla a su lado.