Aprovechando que estos días acaban muchas competiciones deportivas de equipo, llega el momento de evaluar y determinar los resultados que hemos obtenido con un grupo a lo largo de todo el curso.
De hecho, esto es una vital, ya que si nos pasamos tantas horas de dedicación y esfuerzo, bien hemos de tener unos resultados, y en caso de no tenerlos, esto será la forma en que nos demos cruelmente cuenta de que nuestros métodos y sistemas no son los adecuados.
Pero a la hora de analizar los resultados de los equipos podemos caer en muchas trampas. Los números están bien, si hemos quedado terceros es que no lo hemos hecho tan mal, pero los números como tales para que nos den información debemos ponerlos en su contexto adecuado.
Por ejemplo, en ese caso, quedar terceros no puede ser un gran resultado si el anterior quedamos primeros, de igual forma, no será tampoco un gran resultado si en la liga participan solo cuatro equipos. Como veis, la cosa es más complicada de lo que parece.
De igual forma, hay que ponderar las energías gastadas. Para un equipo que no tenga presupuesto o que su nivel sea bajo, ese tercer puesto puede saber a gloria, y significar un gran rendimiento más allá de sus posibilidades iníciales, y por tanto, el trabajo de los entrenadores y preparadores puede ser bien valorado.
Otro elemento a tener en cuenta a la hora de evaluar es el factor individual. Quizá los resultados como grupo no han sido los esperados, pero individualmente todos los jugadores han crecido y eso significa que el siguiente año pueden rendir más como grupo. No hay que olvidar en que deportes colectivos la suma es la fuerza, y que por tanto la mejora individual también debe llevarnos tiempo y reflexión.
Como veis, hay decenas de elementos y ítems a tener en cuenta cuando realizamos la evaluación a fin de curso, y también los “forofos” y los aficionados deben tenerlo en cuenta a la hora de animar o ser demasiado duros con su equipo de turno.