Por fin llegan los días de enfundarse los esquíes, y de pasarse todo el día en la nieve, disfrutando al máximo de un deporte ansiado durante el resto del año. Pero, ¿habéis pensado en adaptar la alimentación para este día en la montaña? Veamos algunos consejos para no saltar a las pistas con el estómago vacío.
Nutrirse para los deportes de invierno
Un día en la nieve requiere cierta preparación. Es necesario prever una comida adaptada a las necesidades concretas. Sin embargo, los deportes de invierno requieren mucha energía, por eso es necesario cuidarla a partir del segundo y tercer día de estancia en la montaña.
Es precisamente en ese momento cuando las reservas se agotan y el cansancio y las agujetas aparecen. Una estancia de esquí requiere un régimen bien adaptado.
Calorías en el desayuno
El desayuno debe ser objeto de toda atención. De esta forma debe ser lo más completo posible y bastante calórico. No dudéis en comer algo más que de costumbre. Ciertamente, se pueden mantener los hábitos, tipo té, café y tostadas, pero se debe pensar también en zumos de cítrico e intentar comer cereales.
Los Muesli son los mejores, puesto que suelen tener menos azúcar que otros preparados. Se pueden acompañar con leche, yogur, o queso blanco. Los más aguerridos pueden completar esta primera comida del día con un aporte en proteínas, como huevo.
A mediodía, pasta
La comida de mediodía debe ser rica en féculas, para permitir reconstituir las reservas energéticas. Lo ideal es comer pasta, arroz y trigo antes que patatas fritas. En todo caso, conviene no comer de forma exagerada. También se puede optar por un brunch por la mañana y luego contentarse con un sandwich a mediodía. Pero no olvidéis que la comida es la ocasión para hacer una pausa de al menos una hora. Y es que es necesario descansar.
Siempre se debe evitar el alcohol, puesto que disminuye la vigilancia y los controles motores. Sus efectos vasodilatadores pueden ofrecer una falsa impresión de calor.