La celiaquía o la enfermedad celíaca es una enfermedad crónica, autoinmune.
La misma provoca la inflamación del intestino delgado, específicamente el yeyuno; debido a la sensibilidad de éste a las proteínas presentes en el trigo, avena cebada y centeno, formadoras de gluten, denominadas prolaminas.
Por ésta razón, dificulta la absorción de la mayoría de los nutrientes especialmente el hierro y el calcio.
Al ser autoinmune, se puede presentar en cualquier edad; pero tiene mayor incidencia aproximadamente a los dos a cinco años y a los veinte a cuarenta años.
La enfermedad puede presentarse de dos formas: asintomática (sin síntomas) o sintomática.
Mientras la primera se descubre generalmente al realizar otros análisis de control, la segunda se manifesta mediante diarrea, esteatorrea (presencia de lípidos en las heces), anemias (son frecuentes las anemias ferropénicas y megaloblástica), síndrome de malabsorción, constipación, perdida de peso.
La sintomática también se manifiesta con alteraciones en el crecimiento (se observa habitualmente en los niños), retardo de la menarca en las mujeres, meteorismo, lesiones bucales, alteraciones cutáneas, osteoporosis (descalcificación ósea), osteomalacia (falta de densidad ósea), fracturas, calambres, abortos espontáneos y de repetición, esterilidad, entre los múltiples otros síntomas que puede revelar.
Los síntomas difieren de un paciente a otro y, al ser comunes a otras patologías, dificultan su diagnostico. Por este motivo, en una primera instancia, se la confunde con un síndrome de intestino irritable, retardando su diagnostico.
Los análisis hematológicos de ciertas inmunoglobulinas especificas, menos invasivos, ayudan en la determinación de ésta enfermedad; pero la confirmación del diagnostico se establece a partir de una biopsia de yeyuno.
En cuanto a la selección de alimentos, se deben consumir aquellos que tengan la seguridad de no contener gluten entre sus ingredientes, es decir, se suprimiré estrictamente el trigo, la avena cebada, el centeno y cualquiera de sus derivados.
Se elegirán alimentos naturales, como las carnes, frutas, verduras, legumbres, lácteos y derivados, y los cereales permitidos (arroz, mijo, trigo sarraceno, maíz, quínoa). Los alimentos aptos para celíacos deben contener un logo en su rótulo de un trigo tachado o la leyenda “sin TACC” (sin trigo, avena, cebada y centeno).
Los pacientes deben leer adecuadamente las etiquetas de los alimentos (para identificar su aptitud), deben evitar compartir utensilios con otras personas (evitar la contaminación cruzada, para impedir la aparición de síntomas), deben realizar las preparaciones con métodos no grasos (al vapor, al horno, a al plancha) y, fundamentalmente, tienen que informarse sobre la patología , los alimentos permitidos, y por sobretodo mantener un estilo de vida saludable.