Los hidratos de carbono son un grupo de moléculas con una función primordial, que es almacenar energÃa para poder desarrollar el esfuerzo fÃsico sin que se presenten signos de fatiga.
El cuerpo humano no utiliza directamente esa energÃa que se incorpora mediante los alimentos ya digeridos para realizar una contracción muscular.
Para que las células musculares puedan hacer uso de toda esa energÃa, anteriormente los componentes más simples de los alimentos tienen que transmitirla a un compuesto quÃmico llamado AdenosÃn Trifosfato.
Dicho compuesto, está almacenado en todas las células vivas, y es el encargado de ceder esa energÃa necesaria para todos los procesos celulares, como la contracción y relajación muscular. Es una especie de baterÃa de nuestro organismo.
La digestión, convierte los hidratos de carbono en unidades elementales, moléculas de glucosa, que son la forma que el organismo recicla de los hidratos de carbono.
La capacidad de almacenamiento es diminuta y, por lo tanto, hay muchas posibilidades de que se agote la fuente de energÃa rápida, si no se cuenta con un aporte externo suficiente.
 Mientras no realizamos actividad fÃsica, prácticamente la totalidad de la energÃa precisa para el metabolismo se deriva de las grasas, a excepción de la requerida por el sistema nervioso central y los glóbulos rojos, que dependen de la glucosa sanguÃnea. La relación de suministro de energÃa en esta situación puede ser de un 90 % grasas y 10 % de hidratos de carbono.
 Durante una situación de mayor actividad, por ejemplo, trabajo fÃsico o una actividad deportiva leve, el organismo pondrá en movimiento una mayor cantidad de glucosa desde las reservas de glucógeno del hÃgado y los músculos, para conseguir energÃa. En este momento, la relación posible de suministro de energÃa entre grasas e hidratos de carbono serÃa de un 50 y 50.
 Al realizar una actividad fÃsica de mayor intensidad, el organismo comenzará a usar más glucógeno, y los hidratos de carbono pasarán a ser el combustible más importante. Allà la relación puede alcanzar cifras de un 10% grasas y un 90% hidratos de carbono.
 Si llegasen a agotarse los depósitos de glucógeno del hÃgado, y si continúa en aumento la utilización de glucosa por la actividad fÃsica, la glucosa en sangre descenderá hasta producir hipoglucemia. Se trata de una situación crÃtica que induce una movilización máxima de las grasas y una degradación de las proteÃnas.
 Es importante aumentar la capacidad de las reservas de glucógeno en los músculos, para no comprometer el rendimiento deportivo. Es una la más grande lucha entre entrenadores y deportistas.
En la dieta de un deportista, es aconsejable que se consuman diariamente no menos de un 55% de las calorÃas que procedan de hidratos de carbono. En una dieta de 3000 Kcal aproximadamente 1650 Kcal deben provenir de este nutriente.