Nuestros demonios son muchos y de muchas formulas, y hacen que muchas veces no hagamos deporte o no sigamos nuestra rutina justamente porque hacen en nosotros una barrera tan grande que acaban por quitarnos nuestras ganas. El cuerpo nos lo pide, quiere salir a correr o a entrenar al gimnasio, pero nuestro cerebro lucha con nosotros para que no lo hagamos.
Debemos vigilar con estos pequeños saboteadores personales internos para romperlos, y conseguir nuestros objetivos. En invierno es muy simple utilizar la excusa del frio y el tiempo para no salir a hacer deporte, o minimizar su tiempo, en cambio, justamente y de forma paradoxal, en verano argumentamos que hace tanto calor que no se puede ir a correr.
De una forma u otra, estamos creando excusas malas y insuficientes para dejar nuestra práctica deportiva de lado y dejar nuestro cuerpo en su forma sedentaria. Nada más lejos de la realidad.
En invierno debemos vestirnos con más ropa, cómoda, pero ponérnosla, y salir de igual manera, actualmente hay tal cantidad de marcas y ropa que nos proporcionan comodidad que es más bien una ofensa dejar de hacer deporte por ello.
De igual manera, en verano hacer deporte no puede subestimarse al tiempo o el calor. Con una buena hidratación del cuerpo el deporte puede ser incluso más saludable, y proporcionarnos momento de superación personal aún más grandes que con un tiempo más adecuado, ya que no hay nada mejor que conseguir un km más con ese calor infernal o conseguir una nueva cima con un sol de justicia que quedarnos en casa comiendo o viendo la televisión.
Además, no nos olvidemos que el sol es fuente de vida y que este, tanto en verano como en invierno, nos proporciona buenas sensación y mejora nuestro estado de salud y de ánimo, por tanto, ha llegado el momento de dejar de lado nuestras viejas excusas y salir a sudar!