Hoy una entrada de psicologÃa deportiva para entrenadores, en la que hablaré sobre la esperanza en los entrenadores.
Es un tema recurrente, el ver como muchos entrenadores se desesperan al ver que sus entrenamientos y planteamientos no consiguen tener un resultado rápido y acertado en el terreno de juego. Parece ser que pierden la esperanza en sus propios jugadores, y dejan de tratarlos de la misma forma en que lo hacÃan, se sienten, en parte, desesperados y defraudados por esos mismos jugadores en los que confió, en el fondo, su propio futuro.
Debemos hacer huir estas ideas de la cabeza y del imaginario de los entrenadores. Los jugadores nunca defraudan a un entrenador por su rendimiento deportivo, sino más bien al no explicar o mentir al entrenador sobre los motivos de esto. Asà que una parte del trabajo del entrenador o técnico deportivo debe ser justamente entender que muchas veces connotaciones psicológicas también afectan al rendimiento deportivo, y que estos factores, al igual que llegan pueden desaparecer fácilmente de los jugadores, y si les ayudamos mucho más rápido.
Por ello, antes de tirar la toalla y perder la esperanza en lo que son verdaderamente capaces de hacer nuestros pupilos, debemos cobrar conciencia, tener paciencia y luchar con todas las armas que podamos para conseguir que estos efectos no esperados den la vuelta y conseguir que sean positivos.
Los problemas pueden ser de muy diferente Ãndole, y sus soluciones por tanto, muy diferentes, pero todas llevan en común que la comunicación será vital, asà como entender los entornos de los jugadores y sus propias motivaciones.
Olvidar que un entrenador es el verdadero lÃder de un vestuario es un gran error, por ello, en vez de perder la esperanza en los jugadores, se debe incrementar aún más, el que más crea en un equipo debe ser el entrenador, si no sabe transmitirlo será la muerte súbita de ese equipo.