Es un hecho, que muchos deportes legendarios, de forma inicial responden a una ideologÃa y a una forma de hacer peculiar, incluso, podemos definir a sus practicantes como una cultura particular. AsÃ, el practicar un deporte se relaciona con la forma de ser y de pensar de un individuo.
Esto sucede mucho en deportes minoritarios, donde la no masificación conlleva una defensa más radical de los valores propios y únicos de ese deporte en cuestión. Este es el caso del surf. Pero lejos de que esto se perpetúe, la popularización de este deporte, y la entrada en los circuitos de masas, ha provocado algunos cambios en su interior.
Por ejemplo, vivimos una proliferación de la tecnificación y el aumento de la calidad técnica de los deportistas. Se ha dejado de ser una cultura alternativa, para primar el resultado. Por tanto, vemos como la entrada de decenas de técnicas diferentes, buscan aumentar este rendimiento, y los propios practicantes lo notan.
Se trata, de programas muchas veces innovadores, ya que hasta el momento no se habÃa experimentado ni probado, para aumentar los diferentes elementos técnicos generalistas, buscando, como ya he dicho, un aumento del rendimiento.
Algunos ejemplos sobre esto, son las técnicas de yoga o de otros deportes. Al igual que se busca mayor musculatura o movilidad, en el surf se busca la coordinación y el equilibrio, asà como aumentar sistemáticamente la destreza en la rotación, balance y flexibilidad.
Además, de forma más especÃfica, en este deporte encontramos elementos que hay que entrenar, como por ejemplo, si buscamos la gran ola, deberemos tener una capacidad pulmonar optima, para conseguir aguantar debajo del agua eternos minutos.
Como observamos, la entrada de otros deportes o incluso de elementos de estos, en el surf, es parte de esta profesionalización y búsqueda sistemática del rendimiento deportivo.
No entramos a valorar si es bueno o malo, simplemente, es el pan de cada dÃa de aquellos deportes que quieren dar el salto cualitativo.