Este régimen se basa en la ingesta de proteÃnas y en su asimilación, conllevando un fuerte desgaste calórico. Esto produce una pérdida de peso sin disminución de la masa muscular.
Se trata de un régimen en cuatro fases diferentes:
1- Fase 1, la fase de ataque
Las proteÃnas se pueden ingerir a voluntad, sin limitación de cantidad, y se pueden tomar en cualquier momento y hora del dÃa o de la noche, durante un perÃodo de 1 a 10 dÃas (carne magra, pescado, huevos, lácteos desnatados). Los demás alimentos están prohibidos.
2- Fase 2, la fase alternativa
Se alternan los dÃas de proteÃnas, con los de verduras y proteÃnas, en función de la pérdida de peso.
3- Fase 3, la fase de consolidación
Se incorporan féculas, queso y fruta todos los dÃas, pero se adaptan las cantidades y la duración en función de los kilos que se han perdido. Ejemplo: si se han perdido 20 kg, esta fase debe durar 200 dÃas.
4- Fase 4, la fase de estabilización
Se come para el resto de la vida de manera normal, pero imponiendo dos reglas fundamentales:
. un dÃa de dieta proteÃnica a la semana, concretamente el jueves;
. 3 cucharadas soperas de salvado de avena al dÃa, para el aporte de fibras solubles.
En realidad se trata de un régimen hiperproteico con alimentos y no con sobres que se compran en farmacias. Sin embargo, los riesgos de este régimen son importantes: existe un riesgo de insuficiencia renal, y el riesgo de sufrir una hipercolesterolomÃa, por culpa la ingesta de huevos en mayor o menor cantidad.
Este régimen rompe el equilibrio, puesto que sólo presenta carne, o pescado durante la comida, y de vez en cuando algo de verdura. Es un régimen que favorece las prohibiciones y la frustración, y el riesgo, una vez que se para o que la motivación disminuye, de aumentar la compulsión alimenticia hacia alimentos que estaban prohibidos, provocando un sentimiento de culpabilidad derivado.