Lo primero que debemos saber es que cuando lavamos el pelo debemos procurar masajear bien el cuero cabelludo, antes que ejercer sobre el pelo una exagerada frotación que, a la larga, puede ser perjudicial.
Para la realización de este masaje debemos usar movimientos suaves y circulares con la yema de los dedos sobre el cuero cabelludo. Con esta técnica conseguiremos que el flujo de sangre de la piel se active eficazmente, dando más vigor a la raíz de cada pelo.
Si friccionamos con fuerza el cabello, lo único que conseguiremos será lavarlo, pero al mismo tiempo irritaremos el cuero cabelludo, estimulando las glándulas sebáceas, produciendo así una cantidad mayor de sebo que la que el pelo necesita para su salud natural.
El resultado será más que manifiesto: un cabello graso, y sensación de picor. Por lo tanto, no hay que olvidarse del masaje a la hora de lavar el pelo.
Enjuagar bien el pelo
Tras haber lavado a fondo el pelo, es necesario que lo aclaremos a conciencia, para que el cabello se desprenda de cualquier residuo de espuma y pueda tomar su brillo natural.
El método es sencillo: usar siempre agua templada, eliminando toda la espuma que tengamos. Esto lo conseguimos pasando la mano sobre la cabeza y levantando un poco el pelo.
Cuando sintamos, al pasar la mano, que el pelo chirría, eso significa que ya no hay restos de espuma ni de jabón. Entonces se recomienda abrir el grifo del agua fría y dejarla correr sobre la cabeza para facilitar que el pelo vuelva a recuperar su brillo natural.
Un pelo mal enjuagado queda emplastado y vuelve a apelmazarse al poco tiempo de estar seco.
Por último, si nos lavamos el pelo en la bañera, no debemos enjuagarlo nunca con el agua almacenada en la pila, sino abriendo el grifo de agua corriente de la ducha.
Secar el pelo
Comencemos por escurrir el pelo. Esto lo hacemos poniendo la cabeza hacia abajo. Intentaremos eliminar el máximo de agua con las manos, y después usaremos la toalla.
Al igual que con el champú no se trata de frotar enérgicamente, sino de ir presionando poco a poco el pelo con la toalla para que el agua se vaya absorbiendo progresivamente.
Lo mejor que se puede hacer, siempre que se tenga tiempo, es dejar que el pelo se seque al aire libre. Pero, si tenemos prisa podemos usar un secador a base de aire templado. Una vez más hay que repetir que el aire caliente puede estropear el pelo, al igual que pasaba con el agua a mucha temperatura.
La manera de peinar el pelo
Si tenemos el pelo corto, bastará con que nos pasemos la mano por encima de la cabeza, una vez que el pelo esté seco del todo. Si tenemos el pelo largo, debemos utilizar un peine para desenredarlo.
Si solemos utilizar algún tipo de gomina para peinarnos, lo más adecuado es que pongamos, no más de una nuez de gel, sobre las puntas. Lo que siempre debemos evitar es aplicarlo sobre el cuero cabelludo, o en ese caso usar un gel más suave.
Lo ideal sería utilizar cera para el pelo que permite que el cuero cabelludo respire mejor, evitando la creación de la tan molesta caspa.
Al final de la jornada, volveremos a peinarnos para desprendernos de todos los residuos que hayamos podido acumular a lo largo del día, así como de cualquier resto de producto específico para mantener la fijación del peinado.