En la medida en que las personas envejecen, aparecen una serie de situaciones asociadas a la salud y la calidad de vida debidas a la disminución de las capacidades funcionales que presentan los adultos mayores (personas mayores de 60 años), por reducción de la masa muscular, denominada sarcopenia.
Uno de los elementos esenciales a considerar es la práctica regular de actividad fÃsica y ejercicio, ya que está demostrado que aquellas personas que durante su juventud alcanzan un mayor nivel de fuerza máxima, se verán menos afectadas en cuanto al costo relativo de las actividades de la vida diaria durante el proceso de envejecimiento.
Además, tanto la fuerza como la flexibilidad están relacionadas con accidentes como son las caÃdas; por lo tanto, la pérdida de ambas influye sobre la calidad de vida y la independencia de los adultos mayores.
Para reducir el riesgo de caÃdas, se recomienda realizar entrenamiento del balance, y para mejorar la flexibilidad, ejercicios de estiramiento estático.
Por dicha razón, es de fundamental importancia que los profesionales de la salud ayuden a  estimular y motiven, en éste grupo etario, la práctica de actividad fÃsica y ejercicio.
Para ello, se requiere de una exploración médica previa, que determine la condición y capacidad del paciente para su realización y, además, la modificación de hábitos alimentarios, hacia aquellos considerados nutricionalmente saludables.
Es apropiado incluir la ingesta adecuada de lÃquidos, que debe ser de 3,7 litros de agua por dÃa en hombres y de 2,7 litros de agua por dÃa en mujeres; ya que el riesgo de deshidratación es elevado en estos pacientes.
Cabe mencionar, también, el apropiado consumo de alimentos de los diferentes grupos, es decir variados; sin excluir alguna de las cuatro comidas principales que deben realizar diariamente, contemplando que las preparaciones sean de sabor agradable, que estimulen el apetito, y de fácil masticación.