Cuando realizamos cualquier actividad gratificante o recibimos algún tipo de estímulo externo que nos hace sentir bien experimentamos los efectos de las endorfinas, hormonas que estimulan el sistema nervioso produciendo una respuesta tanto física como emocional que genera bienestar.
Situados en el cerebro, los encargados de producir estas hormonas que activan el organismo son la hipófisis y el hipotálamo.
Sin embargo, la cantidad de endorfinas que se encuentran circulando por nuestro organismo no es siempre la misma e inclusive algunas personas tienen capacidad para liberar un mayor volumen, a pesar que todos tenemos la capacidad para utilizarlas y mejorar nuestra calidad de vida.
Llamadas comúnmente como las “hormonas de la felicidad”, actúan sobre ciertas neuronas y lo hacen a través de los receptores de la membrana superficial que existen en éstas.
Su característica más importante es que si estas hormonas no existieran aún estando sanos físicamente sentiríamos alguna molestia en alguna parte del cuerpo.
Se ha comprobado además que las endorfinas sirven para reforzar el sistema inmunitario, además de combatir el envejecimiento y el estrés, evitando lesiones y reduciendo el dolor y evitando también lesiones en los vasos sanguíneos.
Las endorfinas se activan siempre que realizamos cualquier actividad que estimule nuestros sentidos, como por ejemplo la música que según se ha podido comprobar que aumentan las endorfinas en personan que sufren alguna enfermedad y disminuyen así sus necesidades de medicinas.
El amor, caricias, relaciones sexuales están directamente relacionadas con las neuronas que activan una serie de sustancias responsables este tipo de sensaciones y actos de la vida. Entre ellas se encuentran las endorfinas que son las responsables de hacernos sentir en un estado de gran felicidad tan común al enamorarse.
El mayor productor de endorfinas es sin lugar a dudas el deporte ya que la actividad física es la mejor herramienta para que sean liberadas y así hacernos sentir bien.
Cualquier tipo de deporte, practicado de forma moderada pero constante tiene la capacidad de producir la liberación del ánimo haciendo que nos sintamos más relajados y mejor anímicamente.
Esto obedece al hecho que luego de practicar actividad física la parte derecha del cerebro, que es la responsable de las emociones, tendrá predominio sobre la izquierda, la de la razón y la lógica, hará que nos sintamos mejor.
Esto se debe a que después de someter a nuestro organismo a la práctica de una actividad intensa, la parte derecha del cerebro (responsable de las emociones) predomina sobre la izquierda (la razón o la lógica) y eso hace que nos sintamos mejor.
Asimismo, la actividad física incrementa la autoestima y confianza sobre nosotros mismos, habiéndose comprobado científicamente que cuando tenemos bajos niveles de endorfinas nuestro estado de ánimo será el de pesimismo o depresión y si por el contrario los niveles son altos se asocian al optimismo.
Puede decirse entonces que las endorfinas tanto son analgésicos cuando sentimos dolor como euforizantes de tipo natural que producen que no sintamos felices, contribuyendo a nuestra salud y sin efectos secundarios no deseados.